El bruxismo consiste en apretar o rechinar los dientes de forma involuntaria. Puede ocurrir durante el día, mientras trabajas o conduces, o en la noche, mientras duermes. Aunque parezca una reacción inofensiva al estrés, sus efectos pueden ser perjudiciales. Desde dolor mandibular hasta dientes desgastados, el impacto puede extenderse incluso al cuello o la cabeza.

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Un estudio publicado en el Journal of Clinical Medicine reveló que los casos de bruxismo han aumentado desde la pandemia. El confinamiento, la incertidumbre y el cambio de rutinas han disparado los niveles de ansiedad, principal detonante de esta condición.
Cuáles son las causas del bruxismo
Aunque el estrés es un factor central, no es el único. El bruxismo puede ser provocado por múltiples elementos: alteraciones del sueño, emociones reprimidas como la ira o la tensión, hábitos adquiridos o incluso predisposición genética.
El Dr. Salvador Jiménez Lluberas, cirujano dentista y especialista en ortodoncia, señala que el ritmo de vida actual contribuye al aumento de casos. “La presión constante, el insomnio y la mala gestión emocional están generando más pacientes con desgaste dental y dolores mandibulares”, advierte el especialista.
Signos de alarma: ¿cómo saber si sufres bruxismo?
Muchas personas no son conscientes de que lo padecen hasta que los síntomas se hacen evidentes. Entre las señales más comunes están:
- Dolor o rigidez en la mandíbula al despertar
- Sensación de oído tapado o molestia sin infección
- Dientes fracturados o más sensibles
- Dolor de cabeza frecuente, especialmente en las mañanas
Si notas alguno de estos síntomas, acude a un odontólogo. La detección temprana puede evitar daños mayores.
Bruxismo diurno vs. bruxismo nocturno: ¿en qué se diferencian?
El bruxismo diurno suele manifestarse como apretar los dientes de forma constante durante actividades cotidianas. Afecta a una de cada cinco personas adultas. Por otro lado, el nocturno ocurre mientras duermes y muchas veces pasa desapercibido hasta que los efectos físicos se hacen notorios.
Ambos tipos pueden derivar en dolor facial, contracturas musculares e incluso en trastornos del sueño. Por eso, conocer tu tipo de bruxismo es clave para tratarlo eficazmente.

Ambos tipos de bruxismo pueden derivar en dolor facial.
¿Qué tipos existen y por qué es importante diferenciarlos?
Los expertos distinguen entre bruxismo primario y secundario. El primero no tiene una causa médica clara; el segundo, en cambio, puede estar relacionado con efectos secundarios de ciertos medicamentos o con trastornos neurológicos.
Aunque ambos pueden aparecer durante el día o la noche, el tratamiento puede variar según el origen del problema. Identificarlo con un especialista es el primer paso para aliviar los síntomas y evitar consecuencias a largo plazo.
¿Cómo prevenir el bruxismo y proteger tu salud bucal?
Evitar el bruxismo implica modificar rutinas y adoptar hábitos saludables. Algunas recomendaciones incluyen:
- Reducir el estrés: actividades como meditación, ejercicio o yoga son altamente efectivas.
- Limitar estimulantes: la cafeína y el tabaco pueden aumentar la tensión muscular.
- Masajear la mandíbula: aplicar calor o realizar suaves movimientos circulares ayuda a liberar tensión.
- No morder objetos: evitar masticar lápices o uñas, ya que refuerza el hábito inconsciente.
- Postura corporal: mantener una alineación adecuada durante el día puede prevenir tensiones innecesarias.

Hacer yoga ayuda liberar estrés.

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¿Cuándo consultar con un profesional?
No esperes a que el dolor o el desgaste dental sean evidentes. Si sospechas que padeces bruxismo, lo mejor es acudir a un odontólogo o un especialista en trastornos del sueño. El uso de férulas nocturnas, terapia psicológica o cambios en la rutina pueden marcar la diferencia.
El bruxismo no es solo un problema dental, es una señal de alerta de tu cuerpo. Escúchalo y actúa a tiempo.