En la era de las redes sociales y la sobrecarga informativa, los mitos nutricionales se difunden rápidamente, generando confusión sobre qué alimentos son realmente saludables. “Es un salvaje oeste en términos de desinformación sobre salud”, advirtió Walter Willett, profesor de epidemiología y nutrición en la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, en declaraciones a The Washington Post. Este escenario ha llevado a que muchas personas consideren como “tóxicos” o “milagrosos” ciertos alimentos sin base científica sólida.
Para ayudar a separar los hechos de la ficción, expertos como Jessica Clifford, especialista en nutrición de la Universidad Estatal de Colorado, y Alison Kane, nutricionista del Hospital General de Massachusetts, revisaron los datos disponibles sobre cinco alimentos populares que suelen estar rodeados de controversias. A través de su análisis, aclaran lo que la ciencia realmente dice y advierten sobre el riesgo de tomar decisiones alimenticias basadas en información errónea o malinterpretada.
Alimentos mal comprendidos y qué dice realmente la ciencia

La leche cruda no pasteurizada suele promocionarse como más nutritiva
- Leche cruda: Aunque se promociona como más nutritiva, Alison Kane explica que no ofrece beneficios frente a la leche pasteurizada. Además, puede contener bacterias peligrosas como E. coli, listeria o salmonella. La pasteurización es una medida de seguridad alimentaria crucial, sobre todo para niños, personas mayores y quienes tienen el sistema inmunitario debilitado.
- Aceites de semillas (como canola, girasol y soja): A menudo se les acusa de ser proinflamatorios, pero Walter Willett asegura que tras revisar múltiples estudios no encontró evidencia de ello. Incluso, algunos análisis muestran que su consumo puede tener efectos antiinflamatorios y reducir el colesterol LDL, protegiendo la salud cardiovascular.
- Embutidos “sin nitratos”: Aunque se anuncian como más sanos, Jessica Clifford advierte que el cuerpo reacciona igual a los nitratos naturales que a los sintéticos. Además, siguen siendo carnes procesadas ricas en sodio, asociadas por la OMS con un mayor riesgo de cáncer colorrectal.

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- Polvos verdes: Publicitados como sustitutos de frutas y verduras frescas, estos productos carecen de fibra y no están regulados por la FDA. Según Alison Kane, su valor nutricional es limitado, y su alto precio no compensa la falta de beneficios reales frente a una dieta basada en alimentos frescos.
- Vegetales solanáceos (como tomates, berenjenas y papas): Se ha dicho que podrían provocar inflamación por su contenido de solanina. Sin embargo, Jessica Clifford explica que los niveles presentes en estos alimentos son bajos y no representan un riesgo. Por el contrario, aportan antioxidantes clave como licopeno y vitamina C.