La controversia mediática entre Gustavo Salcedo y Maju Mantilla ha escalado más allá del ámbito privado. Luego de las acusaciones de infidelidad hacia la conductora y ex reina de belleza, ahora surge una preocupación mayor: la custodia de sus dos hijos. Según reveló Christian Bayro en el programa 'Chimi Churri', el empresario no solo estaría interesado en un proceso legal por temas patrimoniales, sino también en obtener la tenencia de los menores, tras el presunto vínculo de la modelo con Christian Rodríguez, productor de ‘Arriba mi Gente’.
En conversación con el programa, Bayro afirmó que Salcedo habría compartido material sensible, incluyendo coordenadas, fotos y conversaciones de WhatsApp, con la intención de exponer públicamente a la madre de sus hijos. Según Bayro, las intenciones del empresario no se limitaban al plano económico: "También buscaba perjudicar su situación familiar", señaló. En este contexto, el impacto que esta separación podría tener sobre los niños ha comenzado a preocupar a expertos en desarrollo emocional y psicología infantil, como los consultados por Educo, fundación especializada en protección a la infancia.
¿Cómo influye una disputa por tenencia en la salud mental de los niños?
Las consecuencias de un conflicto parental prolongado afectan en distintos niveles dependiendo de la edad. De acuerdo con Educo, los niños entre los 5 y 12 años suelen ser los más afectados, ya que atraviesan una etapa de alta dependencia emocional. Cualquier cambio abrupto, como mudanzas, discusiones o alejamiento de uno de los padres, puede generar sentimientos de culpa, ansiedad o retraimiento. Algunos incluso pueden llegar a asumir que el divorcio es responsabilidad suya.
Los adolescentes, por otro lado, tienden a reaccionar desde la rebeldía, el escepticismo o incluso con conductas de riesgo. Aunque comprenden mejor la situación, no están emocionalmente preparados para lidiar con la inestabilidad familiar. En muchos casos, adoptan roles de mediadores o protectores, asumiendo responsabilidades que no les corresponden. Por ello, los expertos coinciden en que el enfoque debe estar siempre en contener y proteger emocionalmente al menor.

Las consecuencias de un conflicto parental prolongado afectan en distintos niveles dependiendo de la edad.
¿Qué recomiendan los expertos para proteger la salud mental en casos de divorcio?
El acompañamiento emocional y la comunicación honesta son pilares esenciales, según psicólogos de Psicopedia y Educo. Es fundamental explicarles a los niños que la separación no es culpa suya y que ambos progenitores seguirán amándolos incondicionalmente. “Deben sentir seguridad, no incertidumbre”, explican los especialistas. Evitar hablar mal del otro padre, no usar a los niños como mensajeros y mantener una relación cordial entre los adultos puede marcar una gran diferencia en su estabilidad emocional.
Además, se recomienda mantener rutinas familiares, respetar sus espacios de crecimiento y permitir que expresen libremente sus emociones. Las conductas regresivas, como mojar la cama o pedir el chupete, son comunes en niños menores de 4 años. En cambio, entre los 8 y 12, pueden presentarse señales como baja autoestima, problemas escolares, irritabilidad o retraimiento. Todos estos comportamientos deben ser tomados con seriedad y atendidos por profesionales si se prolongan.
¿Qué señales indican que un niño no está procesando bien la separación?
Cuando los niños no exteriorizan sus emociones, puede parecer que todo está bajo control. Sin embargo, el silencio muchas veces oculta un proceso interno muy doloroso. Según los especialistas, el aislamiento social, los cambios en el apetito, el insomnio o el bajo rendimiento académico son señales que indican que el menor podría estar sufriendo. Por eso es vital observar, acompañar y ofrecer un espacio de escucha activa sin presión.
Incluso, en edades tempranas, los pequeños tienden a usar la imaginación para justificar lo que ocurre. Algunos podrían creer que su mal comportamiento "provocó" la separación, mientras otros intentan reconciliar a sus padres con estrategias emocionales. Detectar estas conductas a tiempo permite intervenir de manera oportuna y reducir las consecuencias negativas a largo plazo.
¿Cómo afrontar una separación sin dañar a los hijos?
La psicóloga María de los Ángeles Castro, especialista en terapia familiar, señala que “aunque la pareja se rompa, la estructura familiar puede mantenerse firme si ambos padres actúan con responsabilidad afectiva”. El respeto mutuo, la coherencia en la educación y la presencia activa son factores protectores frente a las emociones negativas derivadas del divorcio.
Organizar encuentros familiares en entornos tranquilos, aunque los padres ya no convivan, también ayuda a reforzar la idea de que la familia sigue existiendo, aunque bajo nuevas dinámicas. El amor de pareja puede acabarse, pero el compromiso con los hijos debe mantenerse intacto. En última instancia, ellos necesitan sentir que, a pesar de los cambios, su mundo no se desmorona.