A pesar del reconocimiento profesional o académico, muchas personas viven con la sensación de que no merecen sus logros. Esa percepción constante de no estar a la altura, de sentirse un fraude, tiene un nombre: síndrome del impostor. El concepto fue desarrollado por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes en 1978, tras estudiar a 150 mujeres exitosas que atribuían sus méritos a la suerte o al esfuerzo exagerado.
¿Cómo saber si tienes el síndrome del impostor?
Este fenómeno psicológico se manifiesta en pensamientos como “no soy lo suficientemente bueno” o “pronto descubrirán que no sé lo que hago”. La psicóloga Mar Martínez Ricart explica que se produce cuando existe una desconexión entre quién eres y la imagen que crees proyectar. Entre los síntomas frecuentes figuran el perfeccionismo extremo, el miedo al fracaso, la autosabotaje, la autocrítica severa y el agotamiento por sobrecarga de trabajo.

Se produce cuando existe una desconexión entre quién eres y la imagen que crees proyectar.
Deconstruir el discurso interno
Ricart y la psicóloga Dolors Liria coinciden en que el primer paso para vencer este patrón mental es reconocerlo. La voz crítica que impone exigencias desmedidas pudo haber surgido como mecanismo de adaptación en el pasado, pero si hoy limita tu avance, conviene observarla con objetividad. Isabel Aranda, también especialista en salud mental, sugiere preguntarte: “¿Por qué no puedo reconocer mis propios logros?”.
Un ejercicio de memoria: tu historial importa
Revisar momentos en los que atravesaste desafíos y lograste salir adelante puede ayudarte a recuperar perspectiva. Liria recomienda hacer una lista con tus principales logros, mientras que Aranda lo llama una “carpeta de desarrollo personal”. Mar Ricart lo resume como “un árbol de logros”, una herramienta útil para recordar tu verdadero valor cuando la inseguridad se activa.
¿Cómo enfrentarlo? Estrategias prácticas para reconectar con tu valía
Celebrar cada meta alcanzada, por más pequeña que sea, es esencial. No basta con avanzar; también necesitas reconocer el esfuerzo invertido. Repetirte frases como “yo lo logré”, “lo merezco” o “soy suficiente” puede ayudarte a conectar con tu poder interior, según Ricart. Además, pedir retroalimentación en el entorno laboral puede aportar claridad. Liria propone ajustar expectativas y definir con claridad qué se espera de ti, para evitar exigencias irreales que terminan paralizándote.

Pedir retroalimentación en el entorno laboral puede aportar claridad.
Más allá del reconocimiento externo, también es fundamental cultivar el bienestar interno. La actividad física, la meditación o incluso conversaciones sinceras con alguien de confianza pueden ayudarte a bajar la ansiedad, reconectar contigo y ver tu situación con mayor objetividad. “El deporte regula las emociones, pero cualquier práctica que te calme sirve”, afirma Liria. Además, rodearte de vínculos reales fortalece tu autoestima y te recuerda que no estás solo en este proceso.