La próstata es una glándula exclusiva del cuerpo masculino que, con el paso de los años, puede experimentar cambios que afectan el bienestar general. Desde molestias al orinar hasta complicaciones más graves como el cáncer, su envejecimiento merece atención. Especialistas, como los del Instituto Manuel Fajardo, insisten en combinar revisiones periódicas con hábitos alimenticios que favorezcan su función.

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Semilla de calabaza: una aliada silenciosa
Entre los alimentos con mayor impacto positivo en esta área, destacan las semillas de calabaza. Aunque suelen pasar desapercibidas, concentran una carga nutricional significativa que favorece el equilibrio hormonal y la salud prostática. Ricas en zinc, este mineral resulta esencial para mantener niveles estables de testosterona y prevenir afecciones como la hiperplasia prostática benigna (HPB).

La semilla de calabaza favorece el equilibrio hormonal y la salud prostática.
Además del zinc, estas semillas concentran vitamina E y antioxidantes naturales como los fitosteroles, que actúan contra el estrés oxidativo. La inflamación crónica, uno de los factores detrás del deterioro de la próstata, puede disminuirse gracias a estos compuestos. A esto se suman los ácidos grasos omega-3 y omega-6, que no solo mejoran la circulación sino que también fortalecen la salud celular.
¿Cómo consumirlas para aprovechar sus beneficios?
Las semillas de calabaza pueden ingerirse crudas o ligeramente tostadas. Una porción diaria, que equivale a 28 o 30 gramos, es suficiente para obtener sus efectos. También puede optarse por el aceite de semilla de calabaza prensado en frío, recomendándose una cucharada al día.
Hormonas, metabolismo y próstata: ¿cuál es la conexión?
Otra ventaja poco conocida es la presencia de lignanos en estas semillas. Estos compuestos vegetales ayudan a equilibrar el sistema hormonal masculino, lo que repercute directamente en la salud prostática. Además, estudios han observado que el beta-sitosterol presente en ellas mejora síntomas urinarios asociados a la HPB, como la urgencia o la frecuencia nocturna.
Aunque sus beneficios son amplios, las semillas de calabaza no deben consumirse sin medida. Un puñado contiene alrededor de 150 calorías. Por ello, se recomienda integrarlas a una dieta variada y no basar su consumo únicamente en sus propiedades para la próstata. Si ya existe una condición médica o tratamiento, lo ideal es consultar previamente con un especialista.