El cáncer al estómago, también conocido como cáncer gástrico, es una de las formas más difíciles de diagnosticar en sus etapas iniciales. Su evolución suele ser lenta y silenciosa, lo que lo convierte en un tipo de cáncer digestivo particularmente peligroso. En muchas ocasiones, los síntomas se confunden con problemas digestivos comunes como la acidez, la indigestión o la pérdida de apetito.

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Según datos recopilados por la Asociación Americana del Cáncer, este tipo de tumor afecta la mucosa del estómago y puede pasar desapercibido durante años. Identificar a tiempo los síntomas de cáncer de estómago puede marcar la diferencia entre un tratamiento efectivo y un diagnóstico tardío.
Indigestión persistente y saciedad precoz
Uno de los primeros signos del cáncer gástrico es la indigestión crónica o una sensación constante de pesadez después de comer. A menudo, este malestar se atribuye a alimentos irritantes o a dolor estomacal pasajero, pero cuando los síntomas se repiten y no responden a antiácidos o tratamientos habituales, se recomienda una evaluación médica más profunda.

La detección temprana del cáncer gástrico puede salvar vidas. No ignores los síntomas persistentes.
La sensación de saciedad precoz, es decir, sentirse lleno tras ingerir poca comida, también es un síntoma frecuente. Esto puede deberse al crecimiento del tumor dentro del estómago, que limita su capacidad de expansión durante la digestión. Aunque muchas veces se subestima, esta señal puede ser clave para una detección temprana del cáncer.
Pérdida de peso, dolor abdominal y cambios en el apetito
Otro síntoma común y preocupante es la pérdida de apetito sin causa aparente. Cuando el desinterés por la comida se mantiene en el tiempo y se acompaña de pérdida de peso no intencionada, puede indicar que el cuerpo no está absorbiendo nutrientes correctamente, posiblemente por la presencia de un tumor.

Indigestión, fatiga y pérdida de apetito: señales que pueden ocultar el cáncer al estómago.
El dolor abdominal persistente, especialmente en la parte superior del abdomen, también debe tomarse en serio. Aunque no es exclusivo de esta enfermedad, cuando se presenta de forma continua y no mejora con tratamientos comunes, conviene investigarlo. La Asociación Americana del Cáncer señala que estos síntomas, combinados, suelen ser las primeras pistas clínicas que motivan estudios más avanzados.
Náuseas, reflujo y otras señales que suelen pasar desapercibidas
Síntomas como náuseas, vómitos ocasionales o reflujo gástrico crónico suelen atribuirse a cuadros benignos como el reflujo gastroesofágico. Sin embargo, si se vuelven frecuentes o intensos y no mejoran con el tiempo, pueden indicar una alteración más grave en la salud digestiva. En etapas avanzadas, incluso puede aparecer sangre en el vómito, una señal urgente de daño estomacal.

El cáncer de estómago avanza en silencio. Estar atento a sus primeros síntomas es clave para el tratamiento.
También es importante prestar atención al color de las heces. La presencia de heces negras o muy oscuras puede indicar un sangrado interno digestivo, consecuencia del avance del tumor. Estos signos son más comunes en etapas intermedias o avanzadas de la enfermedad, pero pueden surgir en fases tempranas, por lo que no deben ignorarse.

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Otros síntomas menos conocidos pero relevantes
Además de los síntomas más comunes, hay otros signos menos específicos que también podrían estar relacionados con el cáncer al estómago. La fatiga crónica, causada por una posible anemia por pérdida de sangre, suele pasar desapercibida. También pueden aparecer eructos frecuentes, distensión abdominal e incluso ictericia, especialmente si el cáncer ha afectado al hígado. Otro síntoma de alerta es la dificultad para tragar (disfagia), que puede indicar que el tumor está obstruyendo la unión entre el estómago y el esófago.