Investigadores del UCL y UCLH realizaron un experimento con 55 adultos que adoptaron dos dietas durante ocho semanas, con pausa intermedia. Aunque ambas ofrecieron las mismas calorías y nutrientes según la Guía Eatwell británica, la calidad del alimento resultó determinante en la diferencia de resultados.
¿Cuánto peso se perdió con cada enfoque dietético?
Quienes optaron por alimentos mínimamente procesados alcanzaron una reducción del 2 % de su peso corporal, frente al 1 % observado en el grupo que eligió ultraprocesados. Esa diferencia reflejó un déficit calórico diario estimado de 290 kcal versus 120 kcal.
¿Por qué importa elegir este tipo de alimentación?
El Dr. Samuel Dicken, del Centro de Obesidad de UCL, aclara que aunque ambos planes cumplieron con estándares nutricionales, fue el grado de elaboración del alimento lo que marcó la diferencia en la pérdida de peso. Esa elección determinó cómo el cuerpo respondió, aún con calorías similares.
¿Cómo afectaron los antojos esta alimentación?
El estudio también midió el control de impulsos frente a los alimentos. La dieta con alimentos poco procesados mejoró el autocontrol general y redujo con fuerza los deseos por comida salada o de preferencia, mientras que la ultraprocesada mostró menor influencia en ese aspecto.

Consumir productos que no son procesados son beneficiosos.
¿Hubo impacto en otros indicadores de salud?
En cuanto a presión arterial, glucosa, colesterol e inflamación, ambas dietas no mostraron diferencias significativas. Algunos parámetros mejoraron incluso en el grupo que consumió ultraprocesados, pero el peso fue claramente mayor con la opción de menor procesamiento.
¿Qué implicaciones tiene este hallazgo para el largo plazo?
Aunque un descenso del 2 % podría parecer modesto, proyectado al año equivaldría a un descenso de hasta el 13 % en hombres y el 9 % en mujeres, superando significativamente el promedio con alimentos ultraprocesados. Esa transformación podría traducirse en mejor composición corporal y salud metabólica.