La achicoria es una planta cultivada a nivel mundial, conocida por sus múltiples propiedades terapéuticas y su alto valor nutricional. Entre sus principales beneficios destacan su capacidad para favorecer la pérdida de peso, regular los niveles de azúcar en sangre y mejorar el tránsito intestinal.
Los beneficios de la achicoria
Uno de los principales componentes de la raíz de achicoria es la inulina, una fibra con función prebiótica que representa el 68% de su composición. Según los expertos, esta fibra alimenta a las bacterias beneficiosas presentes en nuestra flora intestinal. La inulina estimula su crecimiento y actividad, lo que ayuda a reducir la inflamación, combatir bacterias perjudiciales y mejorar la absorción de minerales.
La inulina también ha demostrado tener un efecto positivo en la digestión. Un estudio realizado en 44 adultos con estreñimiento reveló que el consumo diario de 12 g de inulina extraída de la achicoria ayudó a ablandar las heces y aumentar significativamente la frecuencia de las evacuaciones intestinales.
Además de sus beneficios digestivos, la achicoria podría jugar un papel importante en el control glucémico, especialmente en personas con diabetes. Las fibras de su raíz contribuyen a regular los niveles de azúcar en sangre y aumentar la sensibilidad a la insulina, la hormona encargada de equilibrar la glucosa.
Por otro lado, varios estudios sugieren que la raíz de achicoria ayuda a regular el apetito y reducir la ingesta calórica, dos factores esenciales en un proceso saludable de pérdida de peso.
¿Cómo consumir la achicoria?
La versatilidad de esta planta permite consumirla de diferentes formas. Las hojas pueden ingerirse crudas en ensaladas o cocidas como verdura. La raíz, por su parte, puede secarse, tostarse y molerse para preparar una bebida similar al café, sin cafeína. Además, la achicoria también está disponible en el mercado en formato de suplemento dietético, tanto en polvo como en cápsulas.
