El ejercicio físico no solo mejora la calidad de vida, sino que también puede ser un aliado fundamental en la lucha contra el cáncer. Investigaciones recientes de la Universidad Edith Cowan en Australia revelaron que incluso una sola sesión de ejercicio puede reducir entre un 20 y un 30% el crecimiento de células cancerosas en sobrevivientes de cáncer de mama. Este descubrimiento destaca la importancia de integrar la actividad física como parte activa del tratamiento oncológico.
Este efecto se debe a la producción de mioquinas, proteínas liberadas por los músculos durante el ejercicio, que tienen propiedades anticancerígenas. Según el investigador Francesco Bettariga, el ejercicio debe considerarse un “medicamento” seguro y eficaz para pacientes con cáncer, ya sea durante o después del tratamiento. El estudio es una prueba más del potencial terapéutico del ejercicio en la prevención y tratamiento de esta enfermedad en el contexto de la salud peruana.
Mioquinas y reducción del crecimiento de células cancerosas

El ejercicio regular reduce la inflamación y fortalece el sistema inmune en pacientes con cáncer.
Las mioquinas son proteínas esenciales producidas durante la contracción muscular que cumplen funciones clave en la reparación de tejidos, regulación del sistema inmunológico y el metabolismo. En el contexto del cáncer, estas proteínas actúan como mensajeras que inhiben la proliferación de células tumorales y fortalecen las defensas del organismo.
El equipo liderado por Bettariga realizó un estudio con 32 sobrevivientes de cáncer de mama, demostrando que tanto ejercicios de resistencia como rutinas de intervalos de alta intensidad aumentan significativamente los niveles de mioquinas como decorina, interleucina 6 (IL-6) y SPARC, generando una reducción del crecimiento tumoral de hasta un 29%. Este hallazgo reafirma que distintas modalidades de actividad física pueden desencadenar respuestas biológicas beneficiosas para la salud.
Ejercicio físico, prevención y recomendaciones para pacientes oncológicos

Entrenamientos moderados, como caminatas o ciclismo, pueden disminuir el riesgo de recurrencia tumoral.
El impacto del ejercicio físico va mucho más allá de sus efectos inmediatos. Mejorar la composición corporal, mediante la reducción de la masa grasa y el aumento de la masa muscular, contribuye a disminuir la inflamación crónica, un factor clave que influye en la progresión tumoral y el riesgo de recurrencia en cánceres como el de mama y colon. Estudios internacionales, como el ensayo CHALLENGE realizado en Canadá y Reino Unido, han demostrado que un programa estructurado de ejercicio aeróbico puede reducir hasta en un 28% la probabilidad de recurrencia en pacientes con cáncer de colon.
Expertos como Kerry Courneya y Charles Swanton enfatizan que la actividad física debe integrarse como un componente sistemático en la atención oncológica. Para maximizar sus beneficios, se recomienda realizar entre tres y cuatro sesiones semanales de ejercicios moderados, como caminatas, ciclismo o natación, siempre bajo acompañamiento profesional. De esta forma, el ejercicio regular se posiciona como un pilar fundamental en la prevención y tratamiento del cáncer, tanto en Perú como en el resto del mundo.