El yoga no solo es una práctica milenaria asociada a la relajación mental, sino también una herramienta eficaz para mejorar la salud física. Las posturas, conocidas como asanas, ayudan a ganar flexibilidad, fortalecer los músculos y prevenir lesiones. En especial para adultos mayores y personas que recién inician, el yoga puede convertirse en una alternativa segura y efectiva para mantenerse activos sin recurrir a ejercicios de alto impacto.

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Pese a sus múltiples beneficios, muchas personas no saben cómo empezar. Por eso, expertos en yoga recomiendan comenzar con posturas simples, que ayuden a familiarizarse con la técnica y a preparar el cuerpo progresivamente. A continuación, conoce cuáles son las posturas básicas más recomendadas para quienes desean iniciarse en esta práctica en cualquier etapa de la vida.
Posturas de yoga para adultos mayores: los guerreros

Una de las mejores formas de comenzar a practicar yoga es con la postura del guerrero, ideal para trabajar la fuerza de piernas, brazos y el equilibrio.
Una de las mejores formas de comenzar a practicar yoga es con la postura del guerrero, ideal para trabajar la fuerza de piernas, brazos y el equilibrio. Se inicia de pie, dando un paso largo hacia un lado y girando el pie delantero 90 grados y el trasero 45 grados. Luego se flexiona la rodilla delantera y se elevan los brazos, manteniendo el tronco erguido. Esta posición activa los músculos de la parte inferior del cuerpo y mejora la postura.
A continuación, se puede realizar la postura del guerrero II, con una alineación similar pero abriendo los brazos en cruz y girando la cabeza hacia el lado de la pierna delantera. Estas asanas fortalecen las piernas, mejoran el equilibrio y ayudan a mantener la concentración, aspectos clave en el entrenamiento de adultos mayores.
Asanas de flexión para más movilidad y control del cuerpo

Luego de trabajar posturas de pie, se recomienda pasar a las asanas de flexión, como la Uttanasana o postura de la pinza.
Luego de trabajar posturas de pie, se recomienda pasar a las asanas de flexión, como la Uttanasana o postura de la pinza. Esta ayuda a flexibilizar las piernas y la espalda. Se realiza con los pies firmes en el suelo y separados al ancho de la cadera, inclinando el tronco hacia adelante y apoyando las manos en las piernas o el suelo, según la comodidad.

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Otra postura recomendada para principiantes y adultos mayores es el gran ángulo o Prasarita padottanasana, que consiste en separar ampliamente las piernas, inclinar el torso hacia adelante y dejar caer el cuello relajado. Estas posturas mejoran la circulación, relajan la zona lumbar y fortalecen los músculos sin sobrecargar las articulaciones.