Los efectos de la música durante el ejercicio van más allá del entretenimiento. Según una investigación realizada por la Universidad de Brunel (Reino Unido), escuchar música durante una rutina física puede aumentar el rendimiento hasta en un 15%.

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El doctor Costas Karageorghis, uno de los responsables del estudio, lo resume así: “La música es la droga legal de los atletas”. No se trata solo de motivación emocional, sino de una respuesta fisiológica que estimula el cuerpo y la mente.
¿Qué géneros musicales potencian más tu entrenamiento?
Una investigación australiana liderada por el psicólogo y entrenador fitness Leane Hall, en colaboración con la preparadora física Tanya Poppet, analizó cómo diferentes géneros musicales afectan el rendimiento físico. El estudio, financiado por la marca Jaybird, reveló que el pop, el rock y el heavy metal generan mayor activación corporal y mejoran el desempeño. En contraste, géneros como el reggae, la música clásica y la ópera pueden reducir la intensidad del ejercicio, al inducir un estado de relajación.
Los investigadores observaron que el ritmo de la música actúa como un metrónomo para el cuerpo. Si la melodía coincide con tu estado de ánimo, se produce una sinergia que impulsa el esfuerzo físico. “Cuanto más rápido es el tempo, más estimulado está el cerebro y mejor responde el cuerpo”, explica Tanya Poppet al medio El Destape. Este fenómeno explica por qué muchos atletas prefieren canciones con beats acelerados cuando buscan rendimiento óptimo.

El pop, el rock y el heavy metal generan mayor activación corporal.
¿Qué música es ideal para entrenar?
No existe una única fórmula perfecta, pero hay recomendaciones claras: busca música energética, con ritmos constantes y melodías que te resulten estimulantes. El género ideal dependerá también del tipo de actividad. Por ejemplo, el atletismo se ve beneficiado con música enérgica como el pop o el techno, mientras que deportes de precisión, como el golf, requieren melodías más suaves que favorezcan la concentración.
Uno de los beneficios más destacados es la capacidad de la música para reducir la sensación de esfuerzo. Cuando escuchas una canción que te gusta mientras entrenas, tu mente se concentra en el ritmo y no en el cansancio. Esto provoca una menor percepción del dolor, ayuda a prolongar la rutina y permite alcanzar objetivos físicos con mayor facilidad.
El Consejo Mundial sobre la Salud Cerebral afirma que la música activa múltiples zonas del cerebro, entre ellas, las relacionadas con la memoria, las emociones y el razonamiento. Esta estimulación contribuye a una mayor claridad mental y bienestar emocional, generando un entorno positivo para el entrenamiento. Es decir, no solo te mueve el cuerpo, también te fortalece por dentro.
Playlist personalizada: tu arma secreta
Aunque los estudios destacan ciertos géneros como los más efectivos, el factor personal es necesario. Leane Hall lo explica así: “Lo que importa no es tanto el estilo musical, sino cómo te hace sentir”. En definitiva, elegir canciones que te motiven puede convertir una rutina común en un entrenamiento excepcional. Armar una playlist a tu medida podría ser la mejor decisión para superar tus propios límites.