La acumulación de grasa en el hígado, conocida como hígado graso, se ha convertido en un problema de salud silencioso pero creciente. Si no se trata a tiempo, esta condición puede desembocar en inflamación, fibrosis o incluso cirrosis. Afortunadamente, expertos médicos destacan que un ajuste adecuado en el estilo de vida puede revertirla con éxito.

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Según un metaanálisis de la Facultad de Medicina de Penn State, hay una actividad física simple que, practicada diariamente, logra reducir clínicamente la grasa hepática. Complementar este ejercicio con estrategias alimentarias puede transformar significativamente la salud del hígado y prevenir complicaciones a futuro.
El ejercicio ideal para hígado graso según los expertos
La investigación, que analizó 14 estudios previos, encontró que realizar caminata rápida durante 22 minutos al día —o bicicleta constante—, cinco veces por semana, es suficiente para revertir el hígado graso de forma efectiva. El doctor Jonathan Stine, investigador principal, explica que esta rutina cumple con los criterios mínimos para lograr beneficios clínicos en la grasa hepática.

Caminar a paso rápido es una estrategia efectiva y accesible para reducir la grasa en el hígado.
Este hallazgo es revolucionario porque ofrece una solución accesible: sin necesidad de gimnasio, rutinas intensas ni maquinaria especial. Basta con salir a caminar a buen ritmo y sumar movimiento a la vida diaria.
Tres pilares en alimentación que refuerzan la reversión
Además del ejercicio, los expertos recomiendan incorporar estos tres cambios en el estilo de vida para combatir el hígado graso:
- Reducir carbohidratos refinados: evitar productos con harina blanca, azúcares y bebidas endulzadas ayuda a disminuir la acumulación de grasa hepática.
- Aumentar la fibra: consumir entre 10 y 14 g diarios de fibra (frutas, verduras, legumbres, avena, pan integral) mejora la sensibilidad a la insulina y reduce la grasa en el hígado.
- Incluir grasas saludables y té verde: incorporar aceite de oliva, aguacate, nueces y catequinas del té verde aporta efectos antiinflamatorios y depurativos para el hígado.

Una dieta rica en fibra y grasas saludables ayuda a revertir el hígado graso y mejora la salud metabólica.
Por qué es clave el control médico
El hígado graso puede evolucionar sin síntomas visibles, o solo causar cansancio leve o incomodidad leve en el costado derecho del abdomen. Generalmente, el daño llega a detectarse en etapas avanzadas.
Por eso, si hay sobrepeso, hipertensión o colesterol alto, los especialistas advierten la necesidad de realizar estudios periódicos (ecografía, análisis hepáticos) para identificar y tratar tempranamente la enfermedad. Un diagnóstico y seguimiento a tiempo puede prevenir complicaciones severas, como la cirrosis, e incluso salvar vidas.