En una rutina diaria marcada por el trabajo, los traslados y la falta de tiempo, hacer ejercicio de 10 minutos puede parecer insignificante. Sin embargo, un estudio realizado por la NASA reveló que ese breve período puede ser más beneficioso que una sesión completa de trote, siempre y cuando se use el método correcto. Esta rutina fue diseñada originalmente para mejorar el estado físico de astronautas y hoy se convierte en una alternativa ideal para quienes buscan mantenerse activos sin pasar horas en el gimnasio.
La clave está en el uso del minitrampolín o "rebounder", una herramienta de bajo impacto pero alta exigencia. De acuerdo con los resultados de la investigación, esta modalidad permite trabajar músculos, articulaciones y sistema cardiovascular con una intensidad que incluso supera la de correr. Lo mejor: se puede practicar en casa, sin necesidad de máquinas costosas ni espacios amplios.
¿Por qué la NASA recomienda esta rutina?
El estudio original comparó la eficacia de saltar en trampolín frente al trote convencional. Participantes jóvenes fueron monitoreados mientras realizaban ambas actividades y se midieron su frecuencia cardíaca, consumo de oxígeno y esfuerzo físico.
Entrenar en trampolín mejora la resistencia y reduce el impacto en las articulaciones.
Los resultados fueron sorprendentes: en términos de esfuerzo total, el rebote en trampolín fue hasta un 68% más efectivo que correr. Esto significa que el cuerpo trabaja más intensamente al rebotar, activando más grupos musculares y promoviendo un entrenamiento completo sin generar un alto impacto sobre las articulaciones.
Beneficios del entrenamiento de rebote
Además de ser un entrenamiento corto y fácil de incorporar en la rutina diaria, este tipo de ejercicio trae múltiples ventajas:
- Reduce el impacto en rodillas y tobillos (absorbe hasta el 85% del impacto).
- Fortalece el sistema cardiovascular.
- Mejora el equilibrio, la coordinación y la fuerza muscular.
- Ayuda en la quema de calorías de forma más eficiente.
Solo 10 minutos de rebote pueden ofrecer mayores beneficios que una sesión de trote.
Gracias a su estructura de baja exigencia inicial, puede practicarse por personas de cualquier edad o condición física. Incluso, expertos recomiendan empezar con sesiones de 5 a 10 minutos y aumentar progresivamente.
¿Cómo empezar con esta rutina?
Para incluir este ejercicio de 10 minutos en tu día, no necesitas experiencia previa. Instructores como Aly Giampolo sugieren comenzar con movimientos básicos como saltos suaves, trote en el lugar o rebotes laterales. Lo importante es mantener la constancia y adaptar el ritmo a tu capacidad física.
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Esta rutina aprobada por la NASA no solo es accesible, sino que está respaldada por estudios que demuestran su capacidad para mejorar la salud cardiovascular y la fuerza funcional, mientras protege tus articulaciones. Si estás buscando una forma distinta y efectiva de entrenar sin salir de casa, esta puede ser tu mejor opción.
