En la actualidad, la diabetes afecta a una porción cada vez mayor de la población adulta. Aunque se trata de una enfermedad crónica, muchos la padecen sin saberlo, ya que sus síntomas pueden pasar desapercibidos durante años. Según cifras oficiales, cerca del 40% de quienes tienen esta condición desconocen su diagnóstico.
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La buena noticia es que, con un tratamiento médico adecuado y una alimentación equilibrada, es posible controlar la enfermedad y prevenir complicaciones a largo plazo. En este contexto, ciertos alimentos cumplen un rol esencial. Entre ellos, hay una fruta en particular que se destaca por su capacidad de regular los niveles de azúcar en sangre y depurar el hígado de forma natural: la manzana.
Por qué la manzana es clave para el control de la glucosa
De acuerdo con investigaciones del National Institutes of Health, la manzana posee propiedades únicas que la convierten en un alimento ideal para personas con diabetes tipo 2. Su bajo índice glucémico permite una liberación lenta de azúcar en el torrente sanguíneo, evitando picos que pueden ser perjudiciales para quienes tienen esta condición.
Consumir manzanas a diario puede ayudar a regular el azúcar en sangre y proteger el hígado.
Además, su alto contenido de quercetina, un flavonoide que se encuentra principalmente en la cáscara, se asocia con un menor riesgo de desarrollar diabetes. Un estudio realizado en Finlandia entre más de 10 mil personas concluyó que quienes consumían manzanas con regularidad presentaban una menor incidencia de esta enfermedad metabólica.
La fruta antioxidante que también cuida el hígado
Más allá de su impacto sobre la glucosa, la manzana también se destaca por ser una aliada del hígado. Rica en antioxidantes, ayuda a combatir el estrés oxidativo, un factor clave en el desarrollo de enfermedades crónicas. Por eso, una dieta rica en frutas como la manzana contribuye a mantener la salud hepática.
Los flavonoides presentes en esta fruta, como la catequina y el ácido clorogénico, actúan como antiinflamatorios naturales, favoreciendo el buen funcionamiento del organismo. Sea roja o verde, incorporarla de forma diaria, preferentemente con cáscara, puede marcar una diferencia en la salud general, sobre todo en personas que conviven con diabetes.
La manzana, rica en antioxidantes y fibra, es una fruta ideal para personas con diabetes tipo 2.
Cómo incluir la manzana en una dieta saludable
Especialistas en nutrición del Hospital Italiano de Buenos Aires y de la Universidad de Harvard recomiendan sumar al menos una manzana por día dentro de una alimentación balanceada. Su versatilidad permite consumirla cruda, en compotas sin azúcar, o incorporada en ensaladas, sin perder sus beneficios.
Elegir alimentos naturales, ricos en fibra y antioxidantes, es una de las mejores estrategias para mantener a raya los niveles de glucosa, fortalecer el sistema inmune y cuidar órganos vitales como el hígado. En ese camino, la manzana es una gran aliada.
