Comenzar una rutina de actividad física no debería ser sinónimo de frustración ni dolor. Muchas veces, el exceso de exigencia y las expectativas poco realistas terminan por desmotivar a quienes buscan incorporar el movimiento a su vida. Lo ideal es enfocarse en rutinas breves, accesibles y adaptables, que no requieran ni equipamiento especial ni experiencia previa.

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En una entrevista para New York Times, Michael Rogers, profesor de ciencias del ejercicio en la Universidad Estatal de Wichita, señaló que la clave para crear el hábito de entrenar está en la regularidad y no en la intensidad. Empezar a hacer ejercicio con movimientos fáciles permite disfrutar del proceso sin presiones, y poco a poco se transforma en una práctica estable, que aporta beneficios físicos, mentales y emocionales.
Ejercicios funcionales
Para quienes recién inician, un plan de movimientos fáciles enfocado en la movilidad y la fuerza funcional puede marcar la diferencia. Ejercicios como la bicicleta aérea (acostado, con las piernas en el aire) fortalecen abdominales y piernas sin necesidad de salir de casa. También se recomienda:

Sentadillas apoyadas en silla que ayudan a fortalecer las piernas y mejorar la movilidad diaria.
- Sentadillas con silla: ayuda a ganar fuerza en piernas de forma segura.
- Flexiones de brazos apoyadas en la pared: entrenan torso sin impacto.
- Puente de glúteos: activa el core y mejora la postura estando acostado.
Todos estos ejercicios pueden modificarse según la capacidad física del momento, haciendo más fácil empezar a moverse sin frustración.
¿Cómo disfrutar hacer ejercicio?
Uno de los mayores desafíos es el aspecto emocional. La presión de “amar el ejercicio” o esperar resultados inmediatos muchas veces genera desilusión. Pero el bienestar no llega por magia: hay que construirlo paso a paso. Como indican los expertos, no se trata de pasión, sino de constancia.
Hacer ejercicio sin frustración implica entender que la incomodidad inicial es normal, y que incluso actividades poco placenteras al principio, como correr o fortalecer brazos, pueden traducirse en una mejor calidad de vida a largo plazo.

Iniciar una rutina con ejercicios simples puede marcar la diferencia a largo plazo.
Cómo progresar sin abandonar
Una vez incorporado el hábito, se puede avanzar sumando ejercicios de fuerza, movilidad y resistencia. Harvard Health sugiere comenzar con variantes más sencillas de cada movimiento y ajustar la dificultad lentamente, en función de cómo responde el cuerpo.

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Algunos consejos útiles:
- Reemplaza snacks por un puñado de nueces tras entrenar.
- Usa una silla más baja para desafiar tu fuerza.
- Alterna días de ejercicios con caminatas suaves.
Lo más importante es mantener una rutina realista, placentera y ajustada a tu vida cotidiana. Así, crear el hábito de entrenar será un proceso natural y sostenido.