Una menor de 11 años fue vista por última vez junto a un hombre que conoció en línea, según captaron cámaras de seguridad en San Juan de Lurigancho. Este caso ha encendido las alarmas sobre lo expuestos que están los menores cuando usan dispositivos sin supervisión y acceden libremente a plataformas digitales.
El uso de redes sociales, videojuegos en línea y aplicaciones de mensajería se ha vuelto cotidiano entre los menores de edad. Sin embargo, los especialistas advierten que la navegación no supervisada por internet en niños puede ponerlos en contacto con adultos que buscan aprovecharse de su inocencia a través de distintos tipos de engaños o agresiones virtuales.
Las amenazas más comunes en internet para menores

Cuando un niño es víctima de acoso o manipulación en línea, las consecuencias pueden ir más allá del momento del hecho.
Según la Plataforma del Estado Peruano, existen distintas formas de agresión digital a las que pueden estar expuestos los niños y adolescentes. Una de las más graves es el grooming, donde adultos se hacen pasar por menores para entablar vínculos engañosos y solicitar imágenes íntimas o concertar encuentros. También está la sextorsión, que ocurre cuando un agresor amenaza con difundir fotos privadas a cambio de dinero o favores.
Otra situación frecuente es el ciberbullying, donde un menor es acosado por sus propios pares a través de mensajes, publicaciones ofensivas o memes humillantes. Todas estas situaciones pueden tener un impacto profundo y duradero en la salud mental infantil, especialmente cuando no se detectan o tratan a tiempo.
Cómo afecta esto la salud mental infantil

Los especialistas advierten que la navegación no supervisada por internet en niños puede ponerlos en contacto con adultos que buscan aprovecharse de su inocencia.
Cuando un niño es víctima de acoso o manipulación en línea, las consecuencias pueden ir más allá del momento del hecho. A nivel psicológico, puede experimentar ansiedad, tristeza, miedo o vergüenza. A nivel físico, hay casos en los que surgen insomnio, dolores de cabeza o problemas digestivos debido al estrés acumulado.
Por ello, es fundamental que los adultos estén atentos a cambios en el comportamiento: retraimiento, bajo rendimiento escolar o evitar el uso de dispositivos pueden ser señales de alerta. Hablar abiertamente sobre los riesgos del internet para niños y generar espacios de confianza puede ayudar a prevenir situaciones de mayor gravedad.