A lo largo de los años, el discurso sobre la salud ha girado en torno al esfuerzo individual: alimentación equilibrada, ejercicio frecuente, suplementos, bienestar emocional. Sin embargo, para Devi Sridhar, profesora de Salud Pública Global en la Universidad de Edimburgo y autora del libro Cómo no morir (demasiado pronto), este enfoque es incompleto. Según la experta, poner todo el peso en el individuo oculta una verdad más amplia: vivir más depende, en gran medida, del entorno en el que se nace y se vive.

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El poder de las políticas públicas en la salud
Sridhar sostiene que las decisiones gubernamentales, la calidad de los servicios públicos y la infraestructura social son más determinantes para la salud que cualquier superalimento. En declaraciones al New Scientist, la experta afirma que hasta un 20 % de las muertes en países desarrollados podrían evitarse con mejores políticas de salud pública. El caso de Japón, con tasas notablemente más bajas de cáncer y una esperanza de vida más alta, lo demuestra.

Los alimentos saludables no garantizan tener una vida longeva.
“No se trata de eliminar la responsabilidad personal, sino de entender sus límites”, explica Sridhar. Comer sano o moverse más ayuda, sí, pero solo si se tiene acceso a servicios básicos, educación y un entorno seguro. En The Guardian, la autora señala que “ser saludable requiere tiempo, recursos y condiciones favorables, algo que no está al alcance de todos”.
¿Qué otros factores influyen en vivir más?
Además del acceso a agua potable, aire limpio y atención médica, factores como el estrés social, el entorno laboral y la seguridad también impactan en la longevidad. En países como México, Brasil o EE. UU., por ejemplo, la violencia armada ha costado millones de vidas en las últimas décadas. “La salud no puede reducirse a una app o a un batido verde”, insiste Sridhar.

El entorno laboral puede impactar en la longevidad.
¿Por qué la prevención sigue ausente en muchos sistemas?
Sridhar afirma que el enfoque actual está más centrado en tratar enfermedades que en prevenirlas. “Invertir en chequeos rutinarios, educación sanitaria o espacios públicos saludables sería más rentable a largo plazo”, comenta. Pero la falta de voluntad política y el dominio de la industria del bienestar, que mueve miles de millones, mantienen la prevención en segundo plano.

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El marketing del bienestar y la desinformación
“Si dijera que el secreto de la longevidad es un gin tonic, tendría un millón de clics”, ironiza Sridhar. Para ella, uno de los problemas es cómo se vende la salud: fórmulas rápidas, mensajes individualistas y una sobrecarga de contenido que desvía la atención de las soluciones reales. “No necesitamos más estudios, sino aplicar lo que ya sabemos”.
¿Cómo vivir mejor?
Según Sridhar, la verdadera fórmula para una vida larga está fuera de nuestro control individual. Gobiernos estables, comunidades cohesionadas, ciencia aplicada y servicios públicos sólidos son las bases. Aunque cuidar el cuerpo sigue siendo importante, el entorno social y político donde vivimos tiene el mayor impacto en nuestra salud. Una reflexión que invita a mirar más allá de lo que comemos o entrenamos.