El exceso de sal puede afectar gravemente la función renal.
El exceso de sal puede afectar gravemente la función renal. Occident

Esta es la cantidad de sal que no deberías superar si quieres cuidar tus riñones, según expertos

|08 julio 2025

El consumo de sal en exceso sigue siendo uno de los principales desafíos de salud pública en muchos países, y su impacto va más allá del simple aumento de la presión arterial. El sodio, cuando se consume por encima de lo recomendado, no solo contribuye al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, sino que también pone en riesgo la salud de los riñones.

En algunos países, como Perú, se estima que la ingesta diaria de sal casi duplica el límite sugerido por las organizaciones de salud. Esta situación es preocupante, ya que un exceso de sodio puede alterar el funcionamiento del sistema renal, obligando a los riñones a trabajar más intensamente para filtrar el exceso del organismo, lo cual a largo plazo puede provocar daño renal progresivo. Ante ello, la OMS recomienda no superar los 2 gramos de sodio al día (equivalente a 5 gramos de sal), pero muchos países duplican esta cifra.

El exceso de sodio y su impacto en la función renal

El sodio en exceso puede convertirse en un enemigo para el cuerpo.

El sodio en exceso puede convertirse en un enemigo para el cuerpo.

El sodio es vital para procesos como la regulación hídrica y la transmisión nerviosa, pero en exceso puede convertirse en un enemigo para el cuerpo. La dietista-nutricionista Claudia Urdangarín, de la Clínica Universidad de Navarra, explica que este mineral, aunque esencial, en altas cantidades contribuye al desarrollo de enfermedades renales crónicas.

La hipertensión derivada del consumo excesivo de sal daña los vasos sanguíneos renales, reduciendo su capacidad de filtración. A esto se suman efectos secundarios como retención de líquidos, osteoporosis e incluso riesgo de cálculos renales y cáncer gástrico.

Estrategias para cuidar la salud renal limitando la sal

La hipertensión derivada del consumo excesivo de sal daña los vasos sanguíneos renales, reduciendo su capacidad de filtración.

La hipertensión derivada del consumo excesivo de sal daña los vasos sanguíneos renales, reduciendo su capacidad de filtración.

  1. Controlar las fuentes principales: el 72 % de la sal que consumimos proviene de alimentos procesados como pan, embutidos y quesos; otro 20 % se añade al cocinar o en la mesa y solo el 8–10 % se encuentra de forma natural en los alimentos
  2. Leer las etiquetas y elegir productos con bajo contenido de sodio: evitar aquellos con más de 1,25 g de sal por cada 100 g es clave para reducir la exposición diaria .

Con pequeños ajustes en nuestra alimentación es posible reducir el consumo de sodio, aliviar la carga sobre los riñones y prevenir las consecuencias futuras. Una toma de conciencia simple puede marcar la diferencia en la salud a largo plazo.