El cerebro humano podría tener una capacidad más avanzada de lo que se pensaba: la de predecir el futuro. Un reciente estudio ha revelado que ciertas neuronas predictivas permiten anticipar lo que sucederá en una tarea, incluso si nunca se ha vivido esa situación antes. Este hallazgo abre una nueva vía para comprender cómo organizamos nuestras acciones, tomamos decisiones rápidas y actuamos con base en patrones que parecen surgir de una inteligencia interna.
Publicado en la revista Nature, el estudio se basa en experimentos realizados con ratones, donde se identificaron células cerebrales especializadas que no dependen de la memoria episódica, sino que responden al progreso dentro de una secuencia de acciones. Esta sorprendente capacidad sugiere una evolución del cerebro enfocada en representar el desarrollo de tareas, no solo el espacio físico, lo que podría estar en la base de habilidades como la improvisación, la planificación y la imaginación humana.
¿Podemos predecir el futuro?

El cerebro humano podría tener una capacidad más avanzada de lo que se pensaba: la de predecir el futuro.
Durante los experimentos, se entrenó a los ratones para encontrar recompensas en secuencias cambiantes. Aunque los puntos objetivo se modificaban, los animales podían anticipar el siguiente paso, demostrando que su comportamiento no dependía de experiencias previas exactas. Las neuronas predictivas se activaban en momentos clave del recorrido, revelando una especie de "mapa interno" no del espacio, sino del progreso hacia una meta.
Estas células, registradas mediante electrodos, indicaban diferentes fases dentro de una tarea, como si el cerebro humano (y por extensión, el de los ratones) fragmentara los desafíos en pequeñas metas intermedias. Esta forma de representación permite una mayor flexibilidad cognitiva: el individuo no sigue una secuencia memorizada, sino que adapta sus decisiones a partir de una estructura general del entorno y la acción.
Una evolución mental con potencial en IA

Ciertas neuronas predictivas permiten anticipar lo que sucederá en una tarea, incluso si nunca se ha vivido esa situación antes.
Los investigadores creen que este sistema representa una capacidad cognitiva humana que ha evolucionado para enfrentar entornos cambiantes y complejos. Al no depender exclusivamente de la memoria, el cerebro puede actuar por inferencia, usando conocimientos previos para desenvolverse en nuevas situaciones. Esta evolución mental podría explicar por qué somos capaces de cocinar sin receta, resolver problemas inéditos o aprender tareas nuevas con rapidez.
Además, los científicos sugieren que estos hallazgos podrían tener aplicaciones en el desarrollo de inteligencia artificial. Imitando este modelo de procesamiento cerebral, las máquinas podrían aprender de forma más eficiente y generalizar comportamientos sin depender de datos exactos. Sin duda, este descubrimiento representa un avance clave en la comprensión de nuestras capacidades cognitivas humanas y del potencial evolutivo del cerebro.