El uso de inteligencia artificial (IA) en salud mental ha crecido rápidamente. Desde asistentes virtuales que ofrecen terapia conversacional hasta algoritmos que detectan signos de depresión en redes sociales, la IA se está posicionando como una herramienta clave en el cuidado del bienestar psicológico.
Sin embargo, esta evolución tecnológica plantea un dilema fundamental: ¿puede realmente la IA comprender la complejidad de la mente humana?

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¿La IA reemplazará las relaciones personales y familiares? Foto: composición GLR/difusión
Según un artículo de Biotech Magazine & News, el uso de IA en psicología presenta riesgos éticos asociados con la falta de empatía, la privacidad de los datos y la posible dependencia de sistemas automatizados para decisiones clínicas.
Especialistas en salud mental advierten que, aunque los algoritmos pueden identificar patrones, carecen de la sensibilidad necesaria para interpretar el contexto emocional de cada paciente.
IA y salud mental: ¿una herramienta o una amenaza?
“La IA puede ser una aliada, pero no un reemplazo de la interacción humana”, explica la psicóloga clínica Paula Gutiérrez, de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE). Ella subraya que los hitos del desarrollo emocional —como la empatía, la autoregulación y el apego— no pueden evaluarse únicamente desde parámetros cuantificables, como propone el enfoque algorítmico.
Además, los expertos alertan sobre la falta de regulación en muchas de estas plataformas, lo que podría poner en riesgo la confidencialidad del usuario o derivar en diagnósticos erróneos. En este sentido, la ética y la supervisión profesional son fundamentales para garantizar un uso responsable.

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Una conversación necesaria entre tecnología y humanidad
El futuro de la salud mental digital dependerá del equilibrio entre innovación y responsabilidad. La inteligencia artificial tiene un enorme potencial para apoyar el bienestar, especialmente en contextos de difícil acceso a terapia, pero su desarrollo debe ir de la mano con principios éticos, humanos y científicos.