La espirulina, también llamada el “oro azul” por su color y propiedades, es una microalga que ha ganado popularidad mundial por sus beneficios integrales en la salud.

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Reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como uno de los alimentos más prometedores del futuro, este suplemento natural está siendo estudiado por su impacto positivo en la presión arterial, el colesterol elevado y el sistema inmunológico.
El consumo regular de espirulina puede contribuir a reducir los niveles de colesterol LDL (malo), mientras aumenta el HDL (bueno), además de mejorar la elasticidad de los vasos sanguíneos, lo cual favorece la estabilidad de la presión arterial.
¿Qué contiene el “oro azul”?
La espirulina es rica en proteínas vegetales de alta calidad, antioxidantes, hierro, vitamina B12, clorofila, y ficocianina, un potente antiinflamatorio natural. Estudios como el del Grupo de complementos de la Vocalía de Alimentación del COF de Barcelona han resaltado su capacidad antioxidante, que contribuye a proteger las células del daño oxidativo asociado con enfermedades cardiovasculares.
Health Canadá, en su guía de suplementos nutricionales, también ha catalogado la espirulina como segura para el consumo regular, siempre que provenga de fuentes certificadas y se utilice dentro de las dosis recomendadas.
Estudios que respaldan su efectividad
Una revisión publicada por el Journal of Medicinal Food muestra que el consumo de espirulina en dosis entre 1 y 8 gramos diarios puede reducir significativamente la presión arterial en personas con hipertensión moderada. Además, otra investigación realizada en Corea del Sur demostró que su consumo por 12 semanas redujo los triglicéridos y el colesterol total en adultos con obesidad.

Puedes encontrar la espirulina en diversas formas a la venta en internet. Foto: composición GLR/difusión
La espirulina también se encuentra en forma de comprimidos o polvo, lo que facilita su inclusión en batidos o ensaladas, sin alterar su valor nutricional.
Un complemento, no un reemplazo
Los expertos enfatizan que, aunque la espirulina es poderosa, no sustituye el tratamiento médico. La doctora María Dolores del Castillo, experta en nutrición del CSIC, sugiere que debe integrarse dentro de una dieta equilibrada, rica en frutas, vegetales, grasas saludables y ejercicio físico regular.