En medio de los homenajes tras el fallecimiento del Papa Francisco, resurge con fuerza uno de sus mensajes más humanos y urgentes: el llamado a cuidar la salud mental de los jóvenes. Su preocupación por los desafíos emocionales, como la ansiedad, las autolesiones o el suicidio, reflejó una sensibilidad profunda hacia los cambios sociales y espirituales que impactan a las nuevas generaciones.

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En un discurso pronunciado el 16 de noviembre de 2024 ante el Consejo Nacional de la Juventud de Italia, el Papa Francisco no solo expuso estos problemas, sino que instó a construir una “alianza educativa” capaz de responder al “cambio de época” que estamos viviendo. Hoy, su llamado resuena con renovada vigencia.
La importancia de la salud mental juvenil

En medio de los homenajes tras el fallecimiento del Papa Francisco, resurge con fuerza uno de sus mensajes más humanos y urgentes sobre la salud mental.
Francisco expresó su preocupación por el creciente malestar emocional entre los jóvenes, describiéndolo como una crisis “preocupante y compleja”. Señaló con claridad el aumento de autolesiones, actos de violencia y suicidios como señales de un profundo sufrimiento que la sociedad no puede seguir ignorando.
En su mensaje, también identificó los factores que generan angustia: la precariedad laboral, la incertidumbre familiar, la falta de acceso a una educación significativa y el impacto de las nuevas tecnologías. Ante esto, pidió establecer una “aldea de la educación” que fomente vínculos humanos auténticos y redes de apoyo sólidas, en las que cada joven pueda sentirse visto, valorado y acompañado.
Esperanza, educación y modelos para una nueva generación

En medio de los homenajes tras el fallecimiento del Papa Francisco, resurge con fuerza uno de sus mensajes más humanos y urgentes sobre la salud mental.
A pesar del panorama desafiante, Francisco resaltó un dato esperanzador: la mayoría de los jóvenes aún conservan una actitud positiva hacia el futuro. El Pontífice celebró que la esperanza siga siendo una fuerza interior predominante entre la juventud, e invitó a que sean protagonistas de ese cambio desde sus comunidades.
En ese espíritu, propuso el ejemplo del Beato Pier Giorgio Frassati como modelo para los jóvenes actuales. Su coherencia, valentía y vida de servicio fueron destacadas como cualidades necesarias para formar líderes comprometidos con el bien común. Francisco concluyó su mensaje conectando todo con el próximo Jubileo de 2025, recordando que “la esperanza no defrauda”.