Una nueva investigación liderada por expertos de la Universidad de Alicante, en colaboración con el Hospital General Universitario Doctor Balmis, está arrojando luz sobre el rol del ejercicio físico en la prevención y tratamiento del cáncer de próstata. El proyecto se enfoca en hombres que están bajo tratamiento con terapia de privación de andrógenos, una intervención habitual en estos pacientes, y evalúa cómo el entrenamiento de fuerza-potencia puede mejorar su salud y bienestar.
Aunque el ejercicio no impide directamente el desarrollo de la enfermedad, los especialistas señalan que puede ayudar a prevenir el cáncer de próstata o a ralentizar su evolución. Además de los beneficios físicos, este enfoque representa una alternativa no farmacológica con resultados prometedores en la mejora de la salud masculina.
Entrenamiento de fuerza-potencia como clave para la salud prostática

Aunque el ejercicio no impide directamente el desarrollo de la enfermedad, los especialistas señalan que puede ayudar a prevenir el cáncer de próstata o a ralentizar su evolución.
El estudio se centra en un tipo de entrenamiento específico que combina ejercicios como sentadillas, peso muerto y dominadas. Estas actividades están diseñadas para fortalecer los músculos y contrarrestar los efectos secundarios del tratamiento hormonal, como la pérdida de masa muscular o la fatiga crónica. A lo largo de 24 semanas, los participantes asisten a dos sesiones semanales de 60 minutos, enfocadas en mejorar su fuerza, equilibrio y resistencia cardiovascular.
Los investigadores afirman que este enfoque también puede influir positivamente en la función sexual, y muchos participantes han reportado sentirse con más energía y vitalidad tanto durante el día como por la noche. En ese sentido, el programa no solo aborda lo físico, sino también la autoestima y la calidad de vida.
Un paso adelante en la prevención y el tratamiento del cáncer de próstata

Aunque el ejercicio no impide directamente el desarrollo de la enfermedad, los especialistas señalan que puede ayudar a prevenir el cáncer de próstata o a ralentizar su evolución.
Además de mejorar la condición física, el proyecto tiene un objetivo a largo plazo: fomentar hábitos saludables sostenibles. Una vez finalizado el programa, los hombres que participaron tienen la posibilidad de continuar entrenando de forma supervisada en las instalaciones deportivas de la universidad. Esta continuidad busca reforzar los beneficios del ejercicio y promover la adherencia a un estilo de vida activo.

PUEDES VER: Hacer demasiado ejercicio no es saludable: la advertencia del endocrino Francisco Rosero
Este estudio, además de formar parte de una tesis doctoral, pretende sentar las bases para futuras investigaciones sobre el impacto del ejercicio en distintos tipos de cáncer. Con ello, se espera que más instituciones de salud integren programas de ejercicio para el cáncer de próstata como complemento a los tratamientos médicos tradicionales.