Hacer ejercicio con regularidad tiene múltiples beneficios, pero si no se realiza correctamente, puede generar efectos indeseados, incluso en personas jóvenes y sanas. La salud de los riñones, en particular, puede verse comprometida si se practican rutinas demasiado intensas, se omite el calentamiento o no se mantiene una hidratación adecuada durante la actividad física. En lugar de fortalecer el cuerpo, estos errores pueden causar complicaciones graves como la rabdomiólisis o lesiones renales agudas.

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Afortunadamente, cuando se lleva a cabo de forma consciente, el ejercicio puede ser un gran aliado para proteger los riñones. Estudios publicados por el Clinical Journal of the American Society of Nephrology y organismos como el American College of Sports Medicine destacan que una rutina física moderada y bien planificada ayuda a mejorar la presión arterial, prevenir la diabetes tipo 2 y reducir la inflamación sistémica, factores directamente relacionados con la prevención del daño renal.
Ejercicios seguros para proteger los riñones

Incluir ejercicios para cuidar los riñones en tu rutina no significa entrenar menos, sino hacerlo mejor.
Incluir ejercicios para cuidar los riñones en tu rutina no significa entrenar menos, sino hacerlo mejor. Aquí te compartimos prácticas recomendadas y advertencias clave para mantener la salud renal durante el ejercicio:
- Calienta siempre antes de entrenar: Dedica entre 5 y 10 minutos a movilizar tus articulaciones y activar los músculos. Esto disminuye el riesgo de lesiones y ayuda a evitar la rabdomiólisis inducida por ejercicio, una condición potencialmente grave que puede dañar los riñones.
- Incrementa la intensidad de forma progresiva: El entrenamiento debe adaptarse poco a poco a tu nivel de resistencia. Actividades intensas como CrossFit, levantamiento de pesas pesadas o correr maratones sin preparación adecuada pueden elevar temporalmente la creatinina en orina, indicador de estrés renal.
- Mantente hidratado siempre: Una de las causas más comunes de lesiones renales agudas es la deshidratación. El flujo sanguíneo renal depende del estado de hidratación, así que bebe agua antes, durante y después del ejercicio.

Una de las causas más comunes de lesiones renales agudas es la deshidratación.
- Evita entrenar en exceso con calor extremo: Especialmente si no estás bien hidratado, el ejercicio en altas temperaturas puede sobrecargar los riñones. Escoge horas frescas del día o entrena en espacios ventilados.
- No uses medicamentos o suplementos sin control médico: El consumo de AINEs (como ibuprofeno) o suplementos como la creatina, sin la debida supervisión, puede agravar el impacto del ejercicio sobre la función renal.
- Escucha tu cuerpo: Dolor muscular intenso, fatiga desmedida o orina de color oscuro pueden ser señales de alerta. Si experimentas estos síntomas, suspende la actividad y consulta a un médico.
Además, según la American Society of Nephrology, incluso quienes ya viven con enfermedad renal crónica en etapas tempranas pueden beneficiarse del ejercicio. Siempre que esté adaptado y supervisado, mejora la salud cardiovascular y la capacidad funcional, sin perjudicar la función de los riñones.