La reciente polémica entre Karla Tarazona y Leonard León vuelve a poner en el centro del debate una situación común pero pocas veces abordada con profundidad: ¿qué ocurre cuando los hijos, por decisión propia, no desean ver a uno de sus progenitores luego de la separación? En medio de acusaciones cruzadas, el testimonio del hijo mayor de la conductora ha revelado tensiones profundas que van más allá de lo legar, tocando aspectos emocionales sensibles.

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Este caso visibiliza una situación compleja donde los menores terminan atrapados en disputas, resentimientos no resueltos y vínculos rotos. Más allá del espectáculo, expertos en salud mental advierten que la negativa de un hijo a ver a su padre puede reflejar experiencias de maltrato emocional, abandono o simplemente un intento de proteger su estabilidad emocional.
¿Por qué un hijo no quiere ver a su padre?

El rechazo hacia uno de los padres tras una separación puede ser una respuesta emocional compleja y no siempre es producto de manipulación.
En una publicación especializada del estudio Davis Law Practice, el psicólogo clínico Dr. Edward Farber, autor de "Criando al niño que amas con el ex que odias", señala que, el deseo de un niño de no ver a uno de sus padres no siempre se trata de manipulación o interferencia. Esta reacción suele ser la respuesta a una acumulación de experiencias negativas que el menor no sabe cómo procesar. A veces, basta con la falta de empatía, el desinterés sostenido o incluso comentarios despectivos constantes hacia el otro progenitor, para que un niño comience a desarrollar ansiedad ante el contacto.
Este patrón emocional, el cual puede convertirse en fobia, no solo se instala con fuerza, sino que se vuelve más difícil de revertir con el tiempo. El problema no es simplemente "que no quiere verlo", sino que su cerebro ya asocia esa visita con una amenaza emocional. Y mientras más tiempo pase sin contacto, más profunda será la ruptura del vínculo afectivo y más complejo será recomponerlo.
Terapia especializada y límites claros

La intervención temprana con apoyo psicológico especializado es clave para sanar el vínculo entre hijos y padres tras conflictos familiares.
En estas situaciones, la intervención temprana y especializada es clave. Psicólogos expertos en dinámicas familiares tras el divorcio recomiendan buscar apoyo profesional apenas se detecta este rechazo. Pero no cualquier terapia funciona: el Dr. Farber sostiene que el enfoque debe ir más allá de la conversación individual. Es necesario trabajar con el menor, el padre rechazado y el cuidador principal, y aplicar estrategias de exposición gradual al progenitor alejado, con acompañamiento terapéutico continuo.

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Además, es importante que los adultos involucrados, tanto los padres como los abogados o tutores, entiendan que el niño no debe cargar con el peso de decidir. Dejarle esa responsabilidad solo alimenta su ansiedad y sentimiento de culpa. Los especialistas aconsejan establecer rutinas claras, evitar hablar del conflicto legar con el menor y, sobre todo, no desacreditar al otro progenitor. La prioridad debe ser siempre proteger la salud emocional del niño, no ganar una disputa.