Aunque en los supermercados los huevos se mantienen a temperatura ambiente, esto no significa que esa sea la mejor forma de conservarlos en casa. De hecho, los especialistas en avicultura del perfil cobardesygallinas recomiendan enfáticamente mantenerlos en el frigorífico para asegurar su frescura y evitar riesgos sanitarios.
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Sin embargo, no basta con meterlos en la nevera sin más. Hay ciertos errores comunes que pueden reducir su duración o afectar su calidad, como dejarlos en la puerta del refrigerador o conservarlos en el cartón original. Estos pequeños detalles marcan una gran diferencia a la hora de guardar huevos correctamente.
Dónde y cómo guardar los huevos en la nevera
Se recomienda ubicar los huevos en los estantes superiores del frigorífico, donde el frío es más estable.
Uno de los errores más frecuentes es colocar los huevos en la puerta del refrigerador, una zona que sufre cambios constantes de temperatura debido al abrir y cerrar. Según los expertos, esto compromete su conservación, ya que los huevos son especialmente sensibles a las variaciones térmicas. Por eso, se recomienda ubicarlos en los estantes superiores del frigorífico, donde el frío es más estable.
Además, el propio etiquetado de los envases suele indicar: "Conservar en la nevera después de su compra". Esto refuerza la importancia de mantener una cadena de frío constante desde que se adquieren. Así, al refrigerar huevos correctamente, se prolonga su frescura y se evita la proliferación de bacterias.
Por qué no guardar los huevos con el cartón
Aunque el cartón protege a los huevos durante el transporte, no es el mejor material para conservarlos una vez en casa.
Aunque el cartón protege a los huevos durante el transporte, no es el mejor material para conservarlos una vez en casa. Según los consejos del perfil especializado, este envase puede contener residuos, bacterias o incluso parásitos que no deberían tener contacto con alimentos frescos.
Lo más recomendable es desechar el cartón al llegar a casa y trasladar los huevos a un recipiente limpio dentro del frigorífico. Esta práctica no solo mejora la higiene alimentaria, sino que también ayuda a prevenir la contaminación cruzada con otros alimentos.
