En medio de la atención mediática, una conversación privada entre Pamela López y Christian Cueva ha captado el interés del público por su tono conciliador. La aún esposa del futbolista reveló que le escribió para coordinar el reencuentro con sus hijos, lo que evidencia que, tras una etapa marcada por disputas y tensión tras la separación, ambos han logrado establecer acuerdos por el bienestar de los menores.
Este episodio ha abierto nuevamente el debate sobre la importancia de mantener una relación saludable con el padre o la madre de tus hijos, incluso después de una separación. Psicólogos y especialistas en familia coinciden en que una comunicación respetuosa y centrada en los hijos es clave para una coparentalidad exitosa, que no solo beneficia a los niños, sino que también reduce tensiones emocionales entre los adultos involucrados.
Separados como pareja pero unidos como padres

Psicólogos y especialistas en familia coinciden en que una comunicación respetuosa y centrada en los hijos es clave para una coparentalidad exitosa.
La separación no significa el fin de la familia, sino una transformación en la forma en que esta se organiza. Lejos de los modelos tradicionales que asocian la ruptura con el conflicto permanente, cada vez más expertos promueven una visión basada en la cooperación, el respeto mutuo y la estabilidad emocional de los hijos. Según un artículo publicado por la terapeuta María Dolores Manzanera, una separación positiva es aquella que permite a los niños sentirse queridos, protegidos y acompañados por ambos padres, incluso si ya no viven bajo el mismo techo.
Esto implica cambiar la mentalidad, aprender a relacionarse desde un lugar distinto y asumir que, aunque la relación de pareja termine, la coparentalidad continúa. Papá y mamá no son enemigos, sino aliados en la crianza. Una actitud colaborativa y madura permite que los hijos puedan atravesar esta etapa como un proceso de cambio, y no de pérdida. Y sí, requiere trabajo emocional, nuevas habilidades de comunicación y disposición para construir una nueva dinámica donde prime el bienestar de los niños.
Las claves para proteger la estabilidad emocional de tus hijos

La separación no significa el fin de la familia, sino una transformación en la forma en que esta se organiza.
La experta señala que uno de los pilares de una separación sana es la comunicación efectiva. Es fundamental que ambos padres aprendan a expresar sus ideas con respeto, a escuchar activamente y a resolver diferencias sin recurrir al ataque o la manipulación. No se trata solo de hablar, sino de construir un diálogo enfocado en las necesidades de los hijos, dejando de lado reproches o temas no resueltos de la relación pasada. Esta comunicación puede marcar la diferencia entre una convivencia post-separación funcional o una llena de tensión.
Otro elemento clave es mantener el control de las decisiones familiares. Cuando los desacuerdos se delegan completamente al sistema legal, se corre el riesgo de priorizar la confrontación por encima de los intereses reales de los niños. Especialistas advierten que muchos acuerdos judiciales se negocian bajo lógicas competitivas y despersonalizadas. Por eso, lo ideal es que madre y padre participen activamente en la reorganización familiar, tomando decisiones juntos, con empatía y responsabilidad compartida. Porque nadie conoce mejor a sus hijos que ellos mismos.