En un contexto donde las enfermedades metabólicas crónicas están en aumento, la ciencia ha puesto su atención en un cereal natural que podría marcar la diferencia. Este alimento milenario, ampliamente valorado por su perfil nutricional, ha demostrado tener propiedades que van más allá de lo convencional, impactando directamente sobre la función hepática y el sistema inmune.

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Se trata de la quinoa. Un estudio conjunto realizado por instituciones como IMDEA Alimentación, la Universidad Internacional de Valencia (VIU) y el CSIC, reveló que los compuestos bioactivos de este cereal tienen la capacidad de reprogramar el sistema inmunológico, ayudando a prevenir afecciones como la enfermedad del hígado graso asociada al metabolismo (EHGAM), un trastorno que afecta a millones de personas en todo el mundo.
El cereal que ayuda al sistema inmune y protege el hígado

La quinoa, un cereal ancestral con propiedades inmunonutricionales que impactan en la salud hepática y metabólica.
Los investigadores identificaron que ciertas fracciones proteicas de la quinoa, especialmente aquellas con inhibidores de la proteasa tipo serina, y un extracto lipídico específico, promueven la regulación del metabolismo hepático y activan efectores del sistema inmune innato. Estos efectos convierten a este alimento funcional en una poderosa herramienta de inmunonutrición, clave para combatir desequilibrios provocados por dietas altas en grasas.
De acuerdo con el Dr. Moisés Laparra, especialista en inmunonutrición, la quinoa permite un abordaje preventivo desde la alimentación, demostrando que no solo es posible cuidar el cuerpo, sino también proteger el hígado y fortalecer las defensas de forma natural.
Aplicaciones prácticas para una alimentación saludable

Estudios científicos destacan el potencial de la quinoa para prevenir enfermedades como el hígado graso asociado al metabolismo.
Más allá de su consumo tradicional, los expertos recomiendan incorporar la harina de quinoa en productos como el pan, reemplazando hasta un 20 % de la harina de trigo. Esta simple modificación puede ayudar a regular la resistencia a la insulina, el índice hepatosomático y los niveles de triglicéridos. Sin embargo, los mayores beneficios se asocian al consumo de los compuestos proteicos purificados, lo que refuerza la necesidad de diseñar alimentos dirigidos hacia una salud metabólica óptima.
La investigación respalda una dosis de 0,4 g/kg de peso corporal de estos componentes activos, lo que plantea nuevas oportunidades para una alimentación saludable basada en evidencia científica. Además, subraya la importancia de capacitar a profesionales en inmunidad y nutrición, para que puedan guiar a la población en decisiones alimentarias con impacto real en la prevención de enfermedades.