El colágeno es la proteína más abundante en el cuerpo humano y juega un papel esencial en la salud de la piel, las articulaciones, los huesos y los tejidos conectivos. Con el paso del tiempo, su producción disminuye, lo que ha despertado el interés en fuentes naturales como las patas de pollo, un alimento tradicional que ahora está en el centro de múltiples estudios científicos.
Patas de pollo: una bomba de colágeno natural
Las patas de pollo están compuestas en gran parte por cartílago, tendones y piel, todos ellos ricos en colágeno tipo I y II. Este alimento es una fuente económica y accesible de colágeno natural, especialmente popular en la cocina latinoamericana y asiática.
La gelatina que se obtiene al cocer patas de pollo contiene péptidos de colágeno que, al ser ingeridos, pueden contribuir a la regeneración de tejidos. Varios estudios respaldan esta afirmación, sugiriendo que su consumo regular mejora la elasticidad de la piel y la salud de las articulaciones.

Las patas de pollo pueden ayudarte a reducir el dolor de articulaciones. Foto: composición GLR/difusión
¿Qué dice la ciencia sobre el colágeno ingerido?
Aunque algunos expertos sostienen que el colágeno ingerido se descompone en aminoácidos y no llega intacto a los tejidos, otros estudios recientes indican que ciertos péptidos sí pueden llegar al torrente sanguíneo y actuar como señales biológicas para estimular la producción interna de colágeno.
Un estudio publicado en Journal of Agricultural and Food Chemistry demostró que la suplementación con colágeno hidrolizado puede mejorar la densidad ósea y la hidratación de la piel tras 8 a 12 semanas de consumo constante.
Relación con enfermedades del colágeno
El interés por el colágeno natural también ha crecido en el ámbito médico, especialmente en relación con trastornos genéticos como el síndrome de Stickler o el síndrome de Ehlers-Danlos. Estas enfermedades, que afectan el colágeno en los tejidos conectivos, tienen una prevalencia baja pero consecuencias severas, como hipermovilidad articular, problemas oculares y digestivos.
Aunque el colágeno dietético no cura estos síndromes, la investigación sugiere que puede ayudar a mantener el tejido conectivo en mejores condiciones.