Los idiomas se pueden aprender en la cama o en los bares, según Miroslav Valeš.
Los idiomas se pueden aprender en la cama o en los bares, según Miroslav Valeš.

Miroslav Valeš, profesor de idiomas: "El aprendizaje en la cama es más efectivo de lo que imaginas"

| 30 marzo 2025

El aprendizaje de idiomas ha evolucionado con métodos cada vez más innovadores. Uno de los enfoques más curiosos y debatidos es el planteado por Miroslav Valeš, lingüista checo, quien sugiere que las mejores formas de asimilar una lengua extranjera son en la cama o en situaciones de alta carga emocional.

Pero, ¿qué hay de cierto en esto? Investigaciones científicas han explorado la relación entre el aprendizaje, el estado de relajación y la memoria, con resultados sorprendentes.

Aprender en la cama: el poder del estado de relajación

Según un estudio publicado en el Journal of Neuroscience, el cerebro retiene mejor la información cuando se encuentra en un estado de reposo o relajación profunda. Es aquí donde entra en juego el aprendizaje pasivo: escuchar un idioma antes de dormir o durante momentos de descanso puede mejorar la retención de palabras y estructuras gramaticales.

Miroslav Valeš argumenta que en la cama, al estar más relajados, la mente está más receptiva para captar sonidos y patrones lingüísticos sin esfuerzo.

Otro punto clave de este método es la conexión entre las emociones y el aprendizaje. Un estudio de la Universidad de Chicago reveló que las experiencias cargadas de emoción favorecen la memoria a largo plazo. Esto explica por qué las personas que aprenden un idioma por medio de una relación sentimental o viviendo una inmersión cultural suelen progresar más rápido.

Valeš menciona que el componente afectivo no solo motiva, sino que refuerza la consolidación del conocimiento lingüístico.

¿Puede este método reemplazar el estudio tradicional?

Si bien aprender en la cama o en situaciones emocionales puede potenciar la retención, los expertos coinciden en que no reemplaza el estudio activo.

La combinación de exposición pasiva con práctica activa —como hablar, escribir y escuchar conscientemente— sigue siendo la clave para alcanzar la fluidez. Sin embargo, este enfoque innovador demuestra que relajarse mientras se aprende un idioma podría ser más efectivo de lo que se pensaba.