Con el repunte de casos de COVID-19 en algunos países y el recuerdo latente de su impacto global, la atención vuelve a centrarse en las medidas de prevención. Si bien la vacunación y el uso de mascarillas siguen siendo fundamentales, nuevas investigaciones sugieren que la alimentación podría desempeñar un rol clave en el fortalecimiento del sistema inmune.

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Un reciente estudio internacional, con participación de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), ha identificado que ciertos fitoquímicos presentes en frutas, verduras y alimentos naturales podrían mejorar tanto la resistencia frente al virus como la capacidad de recuperación tras una infección. Estos compuestos bioactivos, presentes en alimentos comunes como las zanahorias o el brócoli, muestran efectos prometedores en la modulación de la respuesta inmunológica.
Qué son los fitoquímicos y cómo actúan
Los fitoquímicos son sustancias naturales que las plantas producen para protegerse de amenazas externas. Sin embargo, al ser consumidos por humanos, muchos de estos compuestos ofrecen beneficios adicionales, especialmente para el sistema inmune. Según la investigadora Paloma Rohlfs Domínguez, coautora del estudio publicado en Frontiers in Nutrition, “estos compuestos tienen propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y moduladoras del sistema inmunológico”.

Los fitoquímicos son sustancias naturales que las plantas producen para protegerse de amenazas externas.
El estudio, titulado "Posibles funciones de los fitoquímicos con propiedades bioactivas en la prevención y recuperación del COVID-19", analizó a más de 1.500 personas en seis países, incluidos Japón, India e Italia, y encontró que las dietas ricas en frutas, verduras, hierbas, especias y alimentos fermentados se asociaban a recuperaciones más rápidas tras contraer COVID-19.
Alimentos clave que refuerzan las defensas
El informe resalta una serie de alimentos ricos en fitoquímicos con potencial protector frente al coronavirus:
- Zanahorias, calabazas y otros vegetales anaranjados, gracias a su alto contenido de betacaroteno, ayudan a reducir la inflamación asociada a infecciones respiratorias.
- Uvas moradas y vino tinto contienen resveratrol, un compuesto que favorece la respuesta inmunitaria y combate el estrés oxidativo.
- Brócoli y otras crucíferas, como la col rizada, aportan isotiocianatos, conocidos por sus efectos desintoxicantes y su acción antiviral.
- Té verde y té negro, ricos en polifenoles, también mostraron efectos positivos en la regulación de las defensas.
Según Rohlfs, “no estamos hablando de curas milagrosas, sino de hábitos alimenticios que pueden marcar la diferencia entre un cuadro leve y uno más complicado”.
Alimentación como herramienta preventiva
La investigación no solo confirma los beneficios de una dieta basada en productos vegetales frescos, sino que también propone considerar la alimentación como una estrategia preventiva complementaria frente a enfermedades infecciosas. Las poblaciones que ya incorporan estos alimentos de forma habitual, como en India o Japón, experimentaron tiempos de recuperación más cortos. En contraste, en países donde el consumo de frutas y verduras es más irregular, como en algunas regiones de Europa, el efecto no fue tan evidente.
¿Qué recomienda la ciencia para protegerse?

Té verde y té negro, ricos en polifenoles, también mostraron efectos positivos en la regulación de las defensas.
Incorporar diariamente alimentos ricos en fitoquímicos puede fortalecer tu organismo de forma natural. Según la Organización Mundial de la Salud, se recomienda consumir al menos 400 gramos diarios de frutas y verduras, pero estudios como este subrayan la importancia de no solo la cantidad, sino también la variedad y calidad de los vegetales elegidos.
En el contexto actual, donde el COVID-19 vuelve a circular, mejorar la dieta con alimentos funcionales no es solo una cuestión de salud general, sino una herramienta útil para reducir el riesgo y la severidad de la enfermedad.
Ciencia y prevención en la mesa
El estudio de la Universidad del País Vasco aporta evidencia concreta sobre cómo los fitoquímicos naturales pueden actuar como aliados del sistema inmune frente al COVID-19. Aunque no reemplazan a las medidas sanitarias tradicionales, sí pueden formar parte de una estrategia de prevención más completa y sostenible.
Tal como señala Rohlfs: “Es fundamental continuar esta línea de investigación para entender con mayor precisión cómo estos compuestos interactúan con nuestro sistema inmunológico y qué dosis son realmente efectivas”.