El reconocido nutricionista Luis Zamora destaca la importancia de sincronizar los horarios de las comidas con los ritmos circadianos con el objetivo de promover una vida más larga y saludable.
Según Zamora, desayunar alrededor de las 8.00 a. m., una hora después de despertar, y cenar antes de las 9.00 p. m., dejando un lapso de al menos dos horas entre la cena y el momento de acostarse, favorece el equilibrio metabólico y mejora la calidad del sueño.

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La importancia de respetar los horarios de las comidas
Ajustar las comidas a horarios específicos ayuda a regular los niveles de cortisol y azúcar en sangre, reduciendo el riesgo de enfermedades metabólicas. Zamora enfatiza que omitir el desayuno o retrasar la cena puede alterar el reloj biológico, afectando negativamente la salud general.
Además de respetar los horarios, Zamora recomienda incluir en la dieta diaria alimentos como nueces y semillas de chía, sésamo y pipas, conocidas por sus propiedades antiinflamatorias y beneficios cardiovasculares. Consumir un puñado diario de estos frutos secos y semillas puede contribuir a una mayor longevidad y bienestar.

¿Cuál es la hora ideal para desayunar o cenar?Foto: composición GLR/difusión
¿Qué pasa si ceno demasiado tarde?
Cenar demasiado tarde puede alterar el ritmo circadiano y afectar la producción de melatonina, la hormona del sueño, lo que perjudica al descanso y puede generar insomnio.
Según un estudio publicado en Nutrients, comer antes de acostarse está relacionado con un mayor riesgo de obesidad y resistencia a la insulina, ya que el metabolismo es menos eficiente en la noche para procesar los alimentos.
Además, los niveles de glucosa en sangre tienden a elevarse más en la noche, lo que puede aumentar el riesgo de diabetes tipo 2, de acuerdo con información del American Journal of Clinical Nutrition.
Otro efecto negativo de cenar tarde es la posible acumulación de grasa corporal, ya que el cuerpo tiene menor actividad física en la noche y el gasto energético se reduce.