El laurel, una planta ancestral utilizada en la cocina y la medicina alternativa, se ha convertido en un remedio casero ampliamente recomendado por sus múltiples beneficios. Su infusión no solo mejora la digestión, sino que también ayuda a reducir la inflamación y promueve una mejor circulación sanguínea, según estudios publicados en el Journal of Medicinal Plants Research.
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Propiedades antiinflamatorias y circulatorias
La infusión de laurel contiene compuestos bioactivos como flavonoides y eugenol, conocidos por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
De acuerdo con la investigación realizada por la Universidad de Harvard, estos componentes pueden ayudar a reducir la inflamación crónica, lo que lo convierte en un excelente aliado para personas con artritis o problemas cardiovasculares. Además, el laurel contribuye a mejorar la circulación sanguínea al favorecer la dilatación de los vasos sanguíneos.
El Dr. José Luis Pérez Albela, especialista en medicina natural, destaca que el laurel puede mejorar la digestión y aliviar trastornos gastrointestinales como hinchazón y acidez. Además, investigaciones del American Journal of Clinical Nutrition sugieren que su consumo regular podría ayudar a estabilizar los niveles de glucosa en sangre, beneficiando a personas con diabetes tipo 2.
La infusión de laurel también ayuda a quemar grasa corporal. Foto: composición GLR/difusión
¿Cómo preparar una infusión de laurel?
Para preparar una infusión de laurel, sigue estos pasos sencillos:
Ingredientes:
- 3 a 4 hojas de laurel secas
- 1 taza de agua (250 ml)
- Opcional: miel o limón para mejorar el sabor
Preparación:
- Hervir el agua: coloca la taza de agua en una olla y llévala a ebullición.
- Añadir el laurel: cuando el agua hierva, agrega las hojas de laurel y deja hervir durante 5 minutos.
- Reposar: retira del fuego, tapa y deja reposar por 10 minutos para extraer mejor sus propiedades.
- Colar y servir: cuela la infusión y endulza con miel o añade unas gotas de limón si lo deseas.
Se recomienda tomar esta infusión una o dos veces al día, preferiblemente en ayunas o antes de dormir, para aprovechar sus beneficios digestivos y antiinflamatorios.