Durante décadas, el ácido láctico fue señalado como el villano responsable de la fatiga y el dolor muscular posterior al ejercicio. Sin embargo, investigaciones recientes están desmintiendo este mito. Lejos de ser un enemigo, este compuesto cumple funciones clave en el metabolismo energético, especialmente durante el ejercicio intenso.
¿Qué es realmente el ácido láctico?
El ácido láctico es un subproducto natural que se genera cuando el cuerpo descompone la glucosa sin suficiente oxígeno disponible, es decir, en condiciones anaeróbicas. Este proceso ocurre comúnmente durante entrenamientos exigentes, como el levantamiento de pesas o las carreras de alta intensidad.
De acuerdo con el portal médico Medical News Today, el ácido láctico se convierte rápidamente en lactato en el torrente sanguíneo, y el cuerpo lo puede reutilizar como fuente de energía, especialmente en músculos y corazón. Lejos de acumularse como una “toxina”, el lactato es parte de un sistema de reciclaje metabólico eficiente.

Conoce el nuevo rol del lactato: energía y rendimiento. Foto: composición GLR/difusión
¿Entonces, qué causa el dolor muscular?
Contrario a la creencia popular, el dolor que aparece uno o dos días después de entrenar —conocido como dolor muscular de aparición tardía (DOMS, por sus siglas en inglés)— no está relacionado con el ácido láctico, sino con microlesiones en las fibras musculares, según explica la Secretaría de Salud del Gobierno de México en su artículo informativo sobre el tema.
Este tipo de dolor es parte del proceso natural de adaptación del cuerpo al esfuerzo físico y suele disminuir a medida que el cuerpo se acostumbra al entrenamiento.
Estudios modernos destacan que el lactato puede actuar como combustible para otros órganos y tejidos. Incluso, algunos programas de entrenamiento lo utilizan como indicador para mejorar el rendimiento deportivo.