Una vez más, Rosángela Espinoza ha acaparado la atención mediática tras protagonizar un fuerte cruce con Onelia Molina en 'Esto es Guerra'. El episodio, emitido en vivo, no solo generó repercusión entre los seguidores del reality, sino que también reavivó el debate sobre los comportamientos recurrentes de confrontación. ¿Por qué algunas personas parecen vivir constantemente envueltas en peleas?
La psicología ofrece una explicación interesante a través del llamado trastorno de personalidad de alto conflicto. Aunque no es un diagnóstico oficial, este término es usado por profesionales para describir a individuos que muestran un patrón persistente de confrontación, culpabilización y dificultad para mantener relaciones saludables.
¿Qué es el trastorno de personalidad de alto conflicto?

Las personas con trastorno de personalidad de alto conflicto suelen vivir en tensión constante y provocar discusiones en su entorno.
Según un artículo publicado en Mental Health Hope, el trastorno de personalidad de alto conflicto (TPC) se refiere a un conjunto de rasgos que llevan a una persona a generar conflictos frecuentes en distintos entornos: familiares, laborales o sociales. Se caracteriza por culpar a otros constantemente, tener reacciones emocionales intensas, pensamiento extremista (todo o nada) y escasa autocrítica.
Personas con este perfil suelen ver a los demás como aliados o enemigos, sin matices. También presentan patrones repetitivos de conflicto, incluso cuando las consecuencias afectan negativamente su vida. Si bien no todas las personas que discuten frecuentemente padecen este trastorno, quienes lo presentan tienden a escalar los desacuerdos en lugar de resolverlos.
Causas, síntomas y cómo tratar con personas altamente conflictivas

La psicología explica que algunas personas desarrollan patrones de comportamiento conflictivo desde la infancia o por traumas no resueltos.
El desarrollo de una personalidad conflictiva puede estar influenciado por traumas infantiles, patrones aprendidos en el entorno familiar o la coexistencia con otros trastornos de la personalidad, como el trastorno límite o el narcisismo. Los síntomas más comunes incluyen arrebatos emocionales, evasión de responsabilidades y dificultades para mantener relaciones estables.
Manejar este tipo de comportamientos requiere establecer límites claros, evitar caer en provocaciones y, en muchos casos, buscar orientación profesional. Las terapias cognitivo-conductuales han mostrado buenos resultados, así como programas enfocados en mejorar la comunicación y el manejo de la ira. En resumen, entender la psicología detrás de estos comportamientos puede ayudar a lidiar con personas que, como en algunos casos televisados, parecen vivir en permanente conflicto.