Tener más de un perro en casa puede ser una experiencia gratificante, pero también puede traer retos inesperados. Una de las situaciones más estresantes para muchos dueños es presenciar cómo dos perros que parecían llevarse bien comienzan a mostrar señales de conflicto. Aunque parezca que ocurre de un momento a otro, los expertos advierten que estos episodios suelen venir precedidos por señales sutiles que, si no se detectan a tiempo, pueden escalar a niveles peligrosos.
La adiestradora canina Adriana Martinelli, con amplia experiencia en comportamiento animal, señala que cada vez que recibe más casos de perros que conviven bajo el mismo techo y de pronto entran en disputas severas. Este fenómeno, aunque poco comprendido, tiene una raíz conductual clara y prevenible.
¿Por qué se producen peleas en perros que viven juntos?
Según Martinelli, muchas de estas peleas están relacionadas con lo que se conoce como “protección de recursos”: los perros comienzan a defender objetos, espacios o incluso personas que consideran valiosos. “Puede ser un plato de comida, un juguete, un sofá, o incluso el propio dueño. Cuando uno siente que el otro invade lo que es ‘suyo’, puede reaccionar con agresividad”, explica.

Las peleas entre perros pueden evitarse si se reconocen a tiempo las señales de tensión y se trabaja con guía profesional.
Este tipo de comportamiento aparece con mayor frecuencia cuando el perro alcanza una madurez emocional, generalmente alrededor de los cinco años. En ese momento, ya no se comporta como un cachorro sumiso, sino que empieza a imponer límites y reclamar espacio. “Es como si hicieran un clic. Ya saben lo que pueden conseguir con su lenguaje corporal y reacciones”, detalla la especialista.
Claves para evitar conflictos entre perros que conviven

Identificar señales tempranas, como gruñidos o miradas fijas, es clave para prevenir peleas entre perros que conviven.
Martinelli enfatiza que prevenir es la mejor herramienta. Entre sus recomendaciones principales está observar las señales previas: miradas fijas, gruñidos, tensión corporal o intentos de alejar al otro perro del espacio compartido. "No es que pelean de la nada. Los perros hablan, pero muchos tutores no saben interpretar su lenguaje", añade.

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También sugiere separar los comedores, juguetes y camas para minimizar la competencia entre los perros. Incluso la presencia del humano puede generar celos y disputas. "Si uno de los perros siente que el dueño le pertenece, puede ver al otro como una amenaza directa", advierte. Por ello, el vínculo con ambos debe ser equilibrado.