Cruzar la calle y detenerse a acariciar a un perro es más que una reacción espontánea. Según la psicóloga Leticia Martín Enjuto, este comportamiento no solo refleja amor por los animales, sino también una forma de vincularse emocionalmente con el mundo. Tal y como comentó al medio Cuerpo Mente, quienes buscan ese contacto frecuente suelen tener una sensibilidad especial, marcada por empatía, apertura emocional y alta inteligencia emocional.

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Beneficios emocionales y físicos de acariciar perros
Una investigación conjunta de la Universidad de Florida, la Universidad de Carroll y la Universidad de Marquette reveló que interactuar con perros, especialmente a través del contacto físico, ayuda a reducir la presión arterial, estabilizar la frecuencia cardíaca y disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Además, este vínculo estimula la producción de oxitocina, conocida como la “hormona del amor”, que genera sensaciones de calma y bienestar emocional.
La necesidad de acariciar perros puede estar fuertemente ligada a la empatía. Martín Enjuto afirma que estas personas no solo conectan con emociones humanas, sino también con las señales afectivas de los animales. Esta capacidad de percibir y responder al entorno emocional convierte a estos individuos en aliados afectivos valiosos, tanto para sus mascotas como para quienes los rodean.
Rasgos de personalidad: sociables, resilientes y generosos
Este gesto también suele reflejar una personalidad sociable, cálida y abierta. Las personas disfrutan de la interacción y suelen mostrar altos niveles de resiliencia. “El contacto con los animales actúa como una fuente de apoyo emocional”, indica Martín Enjuto. La psicóloga también asocia este tipo de conductas con el altruismo, quienes acarician a los perros tienden a preocuparse por el bienestar de los demás, sin esperar algo a cambio.

Acariciar perros también suele reflejar una personalidad sociable, cálida y abierta.

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¿Acariciar perros indica inteligencia emocional?
Las personas que lo hacen con frecuencia suelen tener una mayor capacidad para reconocer, comprender y gestionar sus propias emociones. Además, esta habilidad se extiende a sus relaciones interpersonales, generando vínculos más estables, empáticos y sanos. Acariciar a un perro, en este contexto, no es solo un gesto afectuoso, sino también una manifestación de equilibrio emocional.
Otro de los factores que destacan en quienes acarician perros es su disposición a explorar lo que los rodea. La psicóloga señala que estas personas no temen abrirse a nuevas experiencias. Más que un hábito, se trata de una forma de estar en el mundo con sensibilidad, cuidado y deseo de conexión. Este perfil sugiere que la relación con los animales funciona como un espejo de cómo se enfrentan a la vida.

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Más que un gesto tierno: un reflejo de tu mundo interior
Desde la psicología, acariciar a los perros no es solo una muestra de cariño animal. Es una forma de expresión emocional, un canal de autorregulación y un puente hacia relaciones más empáticas. Así, este gesto espontáneo se convierte en un indicador clave del equilibrio emocional, la empatía y la calidez humana.