No siempre se grita para expresar enojo. Hay quienes, ante el conflicto, optan por callar. Este tipo de reacción puede desconcertar a la otra persona, pero, según explica la psicóloga Emma Trilles Layunta en declaraciones a la revista ¡Hola!, esta respuesta puede reflejar una profunda carga emocional no resuelta. El silencio, en estos casos, no es vacío; es una declaración encubierta.
El silencio como barrera
Para muchas personas, dejar de hablar no tiene como objetivo herir. Simplemente buscan un respiro. Lo hacen para evitar que la tensión escale y con la esperanza de retomar la conversación en un momento más calmado. No se trata de castigar, sino de protegerse del desborde emocional. Sin embargo, esta estrategia no siempre es comprendida y puede generar más distancia que alivio.
¿Y si el silencio se convierte en castigo?
En otros casos, la actitud cambia. Callar se convierte en un acto intencional, una forma de imponer una lección. No hay diálogo porque se busca provocar reflexión o culpa en el otro. Según Trilles Layunta, este tipo de conducta puede ser una herramienta punitiva, más cercana a la manipulación emocional que al deseo de resolver.

Ignorar es una forma de manipulación.
¿Es un problema de madurez emocional?
Detrás de quien opta por callar puede haber más que enojo. La experta relaciona esta conducta con una baja tolerancia a la frustración, inmadurez emocional e incluso inseguridades profundas. El silencio, entonces, no es una elección razonada, sino una reacción automática ante la incomodidad del conflicto.

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El impacto silencioso en quien lo recibe
Quien queda del otro lado del silencio muchas veces carga con una mezcla de culpa y desconcierto. La falta de respuesta puede percibirse como un castigo. Esto deteriora la confianza, la seguridad en la relación y deja heridas que el tiempo, por sí solo, no cura.
¿Se puede romper este patrón?
La salida no es sencilla, pero es posible. Según los especialistas, el primer paso es reemplazar el silencio por la comunicación asertiva. Buscar el momento adecuado, expresar cómo se sintió uno frente a esa actitud y abrir un espacio para el entendimiento mutuo puede ser clave. Solo así se puede transformar una reacción emocional en una oportunidad de crecimiento para ambos.