Salir con prisa puede costarte más de lo que imaginas. Muchos tienen el hábito de cerrar la puerta sin revisar qué quedó enchufado. Sin embargo, dejar ciertos electrodomésticos conectados no solo eleva el consumo de energía sin que lo notes, también puede provocar accidentes graves. Cortocircuitos, sobrecalentamientos y fallas eléctricas son más comunes de lo que se cree, sobre todo cuando no hay nadie en casa.

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Antes de ausentarte por unas horas, un día o incluso vacaciones completas, conviene adoptar una rutina preventiva. Una de las más efectivas y sencillas consiste en desconectar ciertos dispositivos. Además de cuidar tu hogar, estarás aliviando la carga energética y reduciendo el monto de tu factura mensual. Porque ahorrar también es cuestión de hábitos.
Los cargadores: pequeños pero peligrosos
Dejarlos enchufados sin uso es una práctica común, pero riesgosa. Aunque parezcan inofensivos, los cargadores de celulares, tablets o laptops pueden generar sobrecalentamientos e incluso incendios, sobre todo si son genéricos o de mala calidad. Expertos en electrónica coinciden: si no estás cargando nada, desenchúfalos siempre.
Alargadores y extensiones: un riesgo silencioso
Son prácticos, sí, pero mal utilizados pueden convertirse en una trampa eléctrica. Usarlos con equipos de alto consumo como microondas, estufas o aires acondicionados es un error frecuente que sobrecarga las instalaciones y dispara el riesgo de cortocircuito. Si vas a salir, apágalos por completo o desconéctalos.

Estufas eléctricas: precaución máxima
En invierno, muchas personas dejan estufas eléctricas encendidas para "mantener el ambiente caliente". Un error que puede salir caro. Ropa sobre el equipo, fallas de voltaje o incluso un simple descuido bastan para generar fuego. Nunca dejes estos aparatos conectados en tu ausencia.
Aunque muchos dispositivos estén en stand-by, siguen consumiendo energía. Televisores, hornos microondas, routers o cafeteras eléctricas son ejemplos claros. Si vas a estar fuera por más de un día, desconectarlos no solo es una medida de seguridad; también es una forma inteligente de ahorrar. Porque proteger tu hogar empieza con apagar lo que no usas.