En la actualidad, es cada vez más común conocer casos de personas diagnosticadas con hígado graso. Esta condición, también llamada esteatosis hepática no alcohólica, se caracteriza por la acumulación excesiva de lípidos en las células hepáticas, principalmente en individuos con exceso de peso o índices elevados de masa corporal.

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Especialistas advierten que esta afección está en aumento en los países occidentales, incluso entre quienes consumen poco o nada de alcohol. Su desarrollo suele estar relacionado con malos hábitos alimenticios y el sedentarismo. Por ello, es fundamental prestar atención a los signos que puedan indicar su presencia para iniciar un abordaje oportuno y evitar complicaciones mayores.
El hígado graso es la enfermedad hepática más frecuente
De acuerdo con especialistas de la Clínica Mayo, el hígado graso, también conocido como enfermedad hepática no alcohólica, se ha convertido en la patología del hígado más común a nivel global. Esta condición puede ir desde una forma leve, como la esteatosis simple, hasta una más grave llamada esteatohepatitis no alcohólica, la cual provoca inflamación del órgano debido a la acumulación de lípidos.

La inflamación hepática puede avanzar hacia la cirrosis si el hígado graso no se trata a tiempo.
Cuando esta última evolución, considerada la más peligrosa, progresa sin tratamiento, puede generar fibrosis y posteriormente cirrosis, una afección crónica que, con el tiempo, incrementa el riesgo de desarrollar cáncer hepático. En etapas avanzadas, sus efectos son comparables a los ocasionados por el abuso prolongado de bebidas alcohólicas.
Síntomas que pueden alertarte sobre el hígado graso
Aunque los especialistas advierten que el hígado graso no siempre presenta síntomas específicos, existen algunas señales comunes que pueden servir como indicios para sospechar de su presencia. Estas manifestaciones pueden variar según el estado de progresión de la enfermedad.
Síntomas frecuentes del hígado graso en etapas iniciales:
- Cansancio extremo
- Sensación general de malestar o pesadez
- Dolor persistente en la parte superior derecha del abdomen
- Náuseas o malestar digestivo
- Debilidad o falta de energía sin causa aparente

La acumulación excesiva de grasa afecta la función normal del hígado y puede causar daños progresivos.
Síntomas cuando evoluciona a cirrosis hepática:
- Hinchazón abdominal (ascitis)
- Picazón en la piel
- Piernas inflamadas o edematosas
- Dificultad para respirar o sensación de falta de aire
- Agrandamiento del bazo (esplenomegalia)
- Coloración amarillenta en ojos y piel (ictericia)
- Presencia de vasos sanguíneos dilatados visibles bajo la piel (arañas vasculares)
Qué se sabe sobre las causas del hígado graso
La causa exacta del hígado graso aún no está definida, aunque se sabe que la obesidad y factores genéticos influyen en su desarrollo, especialmente en personas mayores de 50 años. La resistencia a la insulina, diabetes tipo 2 y niveles elevados de triglicéridos aumentan significativamente el riesgo. Además, antecedentes familiares, deficiencia de hormona del crecimiento, colesterol y triglicéridos altos, síndrome de ovario poliquístico e hipotiroidismo también pueden elevar la probabilidad de padecer esta enfermedad.