Los científicos del Instituto de Investigación Biomédica (IRB) de Barcelona, en conjunto con otros centros europeos, han descubierto un nuevo marcador epigenético que funciona como una suerte de "código de barras", permitiendo rastrear el proceso de envejecimiento de la sangre a partir de los 50 años.
Este importante hallazgo ha sido recientemente publicado en la prestigiosa revista Nature Aging, representando un avance significativo en la comprensión de los mecanismos del envejecimiento.
El mencionado marcador posibilita el análisis de la diversidad genética de las células madre hematopoyéticas, las cuales son responsables de la producción de todas las células sanguíneas. Con el transcurso de los años, estas células van perdiendo su variabilidad, un proceso que se relaciona con un mayor riesgo de padecer enfermedades como la leucemia, infecciones y trastornos inmunológicos.
¿Por qué la sangre envejece de forma silenciosa?
Según los investigadores, el envejecimiento de la sangre no siempre da señales visibles en etapas tempranas. Sin embargo, los cambios moleculares que ocurren en las células madre sanguíneas pueden tener consecuencias a largo plazo.
“A partir de los 50 años, observamos una caída progresiva en la diversidad genética de estas células, lo que podría comprometer la capacidad del sistema inmunológico”, señala Ben Lehner, uno de los líderes del estudio en el IRB Barcelona.

Científicos descubren una ventana al futuro del envejecimiento saludable. Foto: composición GLR/difusión
Este “código de barras” se obtiene mediante el análisis epigenético de las células madre, permitiendo identificar con precisión cómo ha evolucionado el tejido sanguíneo en una persona y predecir posibles riesgos.

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Aplicaciones clínicas: diagnóstico temprano y medicina personalizada
El descubrimiento tiene implicaciones directas en el diagnóstico temprano de enfermedades relacionadas con el envejecimiento. Esta herramienta podría integrarse en revisiones médicas rutinarias para detectar alteraciones antes de que se manifiesten clínicamente.
Además, abre nuevas posibilidades en medicina personalizada, ajustando tratamientos a las características específicas del envejecimiento celular de cada paciente. “Conocer el estado de nuestras células sanguíneas podría cambiar la forma en que prevenimos y tratamos enfermedades crónicas”, afirma Lehner.