Ducharse no es solo una rutina de limpieza: se ha convertido en una herramienta terapéutica en tiempos modernos. De acuerdo con el portal médico de BUPA Salud, las duchas diarias —especialmente si son breves y con agua templada— pueden ayudar a relajar músculos, activar la circulación y reducir el estrés.
Este acto aparentemente simple se traduce en un momento de autocuidado que refuerza la sensación de control y bienestar diario.

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El poder psicológico del agua
Investigaciones realizadas por la University of Freiburg (Alemania) indican que las duchas frías o alternadas con agua caliente activan el sistema nervioso simpático, aumentando los niveles de endorfinas y mejorando el estado de ánimo.
Esta estimulación fisiológica ha sido asociada a menores niveles de ansiedad y síntomas depresivos leves. Por su parte, el British Journal of Sports Medicine destaca que ducharse después de una actividad física potencia los efectos positivos del ejercicio sobre el estado mental.

Un baño con agua caliente podría ayudarte a dormir mejor. Foto: composición GLR/difusión

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¿Qué tipo de ducha es mejor para el estado de ánimo: fría o caliente?
El tipo de ducha más beneficiosa para el estado de ánimo depende del efecto buscado. Las duchas frías, estimulan el sistema nervioso y mejoran el estado de alerta y el ánimo. También se ha demostrado que este tipo de exposición al frío puede reducir síntomas de depresión leve, al generar una activación fisiológica similar al ejercicio físico.
Por otro lado, las duchas calientes ayudan a relajar los músculos, disminuir el cortisol (hormona del estrés) y calmar la mente, según el portal médico BUPA Salud. Son ideales para la noche, ya que facilitan la conciliación del sueño y reducen la ansiedad acumulada.
Ambas opciones son efectivas y pueden alternarse según el momento del día o el estado emocional deseado, potenciando así el bienestar mental a través del agua.