El crimen y la inseguridad no solo tienen consecuencias en el ámbito judicial y social, sino que también impactan directamente en la salud mental de las personas. Diversos estudios han demostrado que la exposición a la delincuencia genera estrés, ansiedad y, en casos graves, trastorno de estrés postraumático (TEPT).
En países como Perú, la creciente preocupación por la inseguridad ha llevado a que más ciudadanos experimenten síntomas de angustia y miedo constante.

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El sexismo en las leyes. Foto: USMP
El impacto psicológico del crimen en la población
El Centro de Estudios sobre Criminalidad y Seguridad Ciudadana (CECRIM) de la Universidad de San Martín de Porres advierte que el aumento de delitos en el país está generando un deterioro en la calidad de vida de los ciudadanos.
La sensación de inseguridad, el miedo a ser víctima de un delito y la exposición a hechos violentos pueden provocar insomnio, depresión y cuadros de ansiedad, según MedlinePlus.

Tipos de delincuentes, según las circunstancias. Foto: USMP
Además, investigaciones indican que la inseguridad afecta no solo a las víctimas directas de delitos, sino también a sus familias y comunidades, generando un entorno de tensión constante.
En muchos casos, las personas que han sido testigos de actos criminales desarrollan síntomas similares a quienes han vivido un evento traumático en primera persona.

¿Por qué las mujeres cometen menos delitos que los hombres? Foto: USMP
Estrés y su impacto en la salud
El estrés crónico ocasionado por la violencia y el crimen tiene efectos negativos en el cuerpo. MedlinePlus señala que el estrés prolongado puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, afectar el sistema inmunológico y causar problemas digestivos.
Asimismo, el cortisol, hormona del estrés, se mantiene en niveles elevados en personas que viven en constante temor, lo que puede derivar en fatiga, problemas de concentración y tensión muscular.
En países con altos índices de criminalidad, como Perú y otras naciones de América Latina, la población presenta un incremento en enfermedades relacionadas con el estrés. Esto ha llevado a expertos en salud a recomendar estrategias para mitigar sus efectos, incluyendo el acceso a apoyo psicológico y la promoción de espacios seguros en comunidades vulnerables.