Las fresas no solo destacan por su sabor dulce y refrescante, también son una de las frutas más completas en cuanto a contenido nutricional. Ricas en antioxidantes, agua y fibra, son ideales para quienes buscan llevar una dieta saludable sin renunciar al placer de comer algo sabroso.

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Incluir fresas en la alimentación diaria puede aportar múltiples beneficios al organismo. Gracias a sus propiedades naturales, ayudan a fortalecer defensas, mejorar funciones digestivas y proteger el sistema cardiovascular, según coinciden diversos especialistas en nutrición.
Antioxidantes, digestión y salud cerebral
Según la Fundación Española de Nutrición, una de las principales cualidades de la fresa es su alto contenido de antioxidantes, como la vitamina C, los flavonoides, las antocianinas y el ácido elágico. Estos compuestos combaten los radicales libres y ayudan a prevenir el envejecimiento celular y enfermedades crónicas. Además, gracias a su alto contenido de fibra y agua, favorecen una buena digestión y el tránsito intestinal, ayudando a eliminar toxinas y prevenir el estreñimiento.

Las fresas son ricas en antioxidantes y vitamina C, ideales para fortalecer el sistema inmunológico y cuidar el corazón.
Por otro lado, los antioxidantes también tienen efectos positivos en el cerebro. Algunos estudios asocian el consumo frecuente de frutas ricas en flavonoides, como la fresa, con una mejora en la memoria y un menor riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Aliada del corazón y del sistema inmunológico
Los expertos aseguran que las fresas son una excelente fuente de potasio, antocianinas y fibra, lo que favorece el buen funcionamiento del sistema cardiovascular. Consumirlas con frecuencia puede ayudar a reducir la presión arterial, mejorar la circulación y disminuir los niveles de colesterol “malo” (LDL), factores clave para prevenir problemas cardíacos.
A esto se suma su importante aporte de vitamina C, un nutriente esencial para fortalecer el sistema inmunológico. Este compuesto ayuda a prevenir infecciones, resfriados y otros cuadros virales, además de favorecer la regeneración celular y la formación de colágeno.

Incluir fresas en la dieta diaria puede ayudar a mejorar la digestión, la salud de la piel y regular el nivel de azúcar en sangre.
Piel saludable, menos inflamación y control del azúcar
Gracias a sus nutrientes, las fresas también promueven una piel más sana. Su contenido de vitamina C estimula la producción de colágeno, mejorando la elasticidad y reduciendo signos de envejecimiento. Además, sus propiedades antiinflamatorias pueden ayudar a aliviar trastornos como artritis o problemas digestivos crónicos.

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Aunque son naturalmente dulces, las fresas tienen un índice glucémico bajo, lo que significa que no elevan bruscamente el nivel de azúcar en sangre. Esto, junto con su contenido de fibra, las convierte en una fruta apta para personas con diabetes o que buscan mantener estables sus niveles de glucosa.