Los ácidos grasos omega-3, presentes en pescados grasos como el salmón y en semillas de chía y lino, son conocidos por sus propiedades antiinflamatorias. Estudios recientes destacan su papel en la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares, la mejora de la salud cerebral y la ralentización del envejecimiento biológico.
Un ensayo clínico publicado en Nature Aging reveló que el consumo diario de un gramo de omega-3 puede retrasar el envejecimiento biológico en personas mayores.
Además, la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación señala que una ingesta adecuada de omega-3 contribuye a la salud del sistema inmunológico y al desarrollo visual y neurológico, especialmente durante la etapa fetal.
Omega-6: esencial pero en equilibrio
Los omega-6, abundantes en aceites vegetales como el de maíz y girasol, son también ácidos grasos esenciales. Sin embargo, su consumo excesivo, común en dietas occidentales, puede promover procesos inflamatorios.

Puedes encontrar a los omegas en frutos secos o también a través de cápsulas. Foto: composición GLR/difusión
El doctor Viso advierte que el desequilibrio entre omega-6 y omega-3, exacerbado por el alto consumo de alimentos ultraprocesados, constituye un "desequilibrio silencioso" con impactos negativos en la salud a largo plazo.
La proporción ideal entre omega-6 y omega-3 debería ser de 2:1 o 3:1, pero en la actualidad puede llegar a ser de 20:1, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares y otras afecciones inflamatorias.
Mitos comunes desmentidos
- "Más omega-3 siempre es mejor": Aunque beneficioso, un exceso de omega-3 puede tener efectos adversos y debe consumirse en cantidades adecuadas.
- "Los suplementos son necesarios para todos": Una dieta equilibrada suele proporcionar suficiente omega-3 y omega-6 sin necesidad de suplementos, salvo en casos específicos.
- "Omega-6 es perjudicial": Es esencial para la salud, pero su consumo debe mantenerse en equilibrio con el de omega-3.

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Recomendaciones para un consumo equilibrado
- Aumentar la ingesta de omega-3: Incorporar pescados grasos, semillas de chía y nueces en la dieta.
- Reducir el consumo de omega-6: Limitar alimentos ultraprocesados y aceites vegetales refinados.
- Consultar a un profesional: Antes de iniciar cualquier suplementación, es recomendable buscar asesoramiento médico.