Queda claro que, para preservar la salud y la calidad de vida a cualquier edad, el ejercicio cardiovascular es una herramienta fundamental. Estudios recientes coinciden en que la actividad física regular, particularmente en mujeres mayores de 50 años, ayuda a controlar la presión arterial, mejora la sensibilidad a la insulina y reduce el riesgo de enfermedades al corazón durante y después de la menopausia.
Según la Asociación Estadounidense del Corazón, a esa edad el riesgo de enfermedades cardíacas se incrementa debido a la reducción de estrógenos, lo que hace aún más relevante la práctica de ejercicio aeróbico. En esta nota te mostramos qué rutina recomiendan los especialistas para fortalecer la salud, mejorar el bienestar físico y reducir el riesgo de complicaciones.
¿Por qué es importante el ejercicio cardiovascular después de los 50?

La actividad cardiovascular después de los 50 años ayuda a fortalecer el corazón y prolongar la expectativa de vida.
Un estudio publicado en la revista Circulation señala que las personas de 50 años con buena salud cardiovascular pueden vivir cerca de 9 años más que aquellas con problemas cardíacos. En esta línea, el especialista en longevidad Mark Kovacs explica que la actividad aeróbica no solo fortalece el corazón, sino que también reduce riesgos de enfermedades metabólicas y óseas, además de tener un efecto antiinflamatorio.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo recomendable es realizar al menos 150 minutos semanales de ejercicio cardiovascular moderado. Kovacs añade que, si se logra alcanzar entre 300 y 599 minutos, los beneficios se potencian aún más, aunque incluso cantidades menores generan un impacto positivo en la salud. Para facilitar la constancia, la entrenadora Brooke Bussard sugiere dividir la actividad en bloques más cortos y adaptables al día a día.
Cómo saber si la intensidad es la adecuada

Caminar a paso ligero o trotar son ejercicios accesibles para mantener una buena salud cardiovascular.
Antes de iniciar una rutina exigente, los especialistas recomiendan consultar con un médico, especialmente si existen antecedentes de hipertensión u otras condiciones cardíacas. Una forma sencilla de evaluar la intensidad es prestar atención a la respiración: debe sentirse levemente entrecortada, pero sin impedir mantener una conversación.
Una caminata rápida equivale a un nivel moderado, mientras que actividades como trotar en pendiente alcanzan un nivel vigoroso (7 u 8 en una escala del 1 al 10). Esta medición ayuda a ajustar el esfuerzo y a mantener un entrenamiento seguro y efectivo para la edad.