Cuando se piensa en deporte de alto rendimiento, es común enfocarse en la fuerza muscular, la resistencia o la recuperación física. Pero una nueva línea de investigación ha puesto el foco en una parte del cuerpo menos visible pero vital: el intestino. La salud intestinal, determinada por la microbiota, la comunidad de bacterias que habita el aparato digestivo, estaría directamente influenciada por el nivel de exigencia física, la dieta y los periodos de descanso de los atletas.
Un estudio reciente de la Edith Cowan University analizó cómo el ejercicio intenso y las variaciones en la alimentación pueden alterar este ecosistema microbiano. Los resultados revelan que el impacto va más allá de la digestión, y podría jugar un rol clave en el rendimiento físico, la recuperación e incluso la tolerancia al esfuerzo.
Entrenamiento físico y cambios en la microbiota intestinal

El ejercicio intenso puede modificar la microbiota intestinal, influyendo en la digestión, la recuperación y el rendimiento deportivo.
El estudio observó que, durante las fases de entrenamiento exigente, la microbiota intestinal de los atletas sufre modificaciones significativas. En particular, aumentó la diversidad bacteriana y se identificaron especies asociadas con una mejor producción de ácidos grasos beneficiosos para el metabolismo. Esta adaptación podría estar relacionada con el uso del lactato, subproducto típico del ejercicio intenso, como fuente de energía por parte de ciertas bacterias.
Estos cambios invisibles no solo tienen repercusión en la digestión y ejercicio físico, sino también en la velocidad de recuperación y la respuesta al entrenamiento. El cuerpo, en su conjunto, parece responder a la sobrecarga de esfuerzo también desde el intestino, una idea que abre nuevas puertas en el estudio del intestino y deporte.
Alimentación y descanso: una combinación crucial para el intestino del deportista

Una dieta rica en fibra, frutas y verduras es clave para mantener el equilibrio de la flora intestinal durante el entrenamiento.
El estudio también examinó qué ocurre con la salud intestinal durante los periodos de reposo. En estas fases, la alimentación de los atletas se volvió menos variada, con más consumo de alimentos ultraprocesados y alcohol. Aunque la cantidad de fibra se mantuvo estable, la calidad de los alimentos disminuyó, afectando negativamente el equilibrio de la microbiota.
Además, se detectó un enlentecimiento del tránsito intestinal, lo que podría causar molestias digestivas y reducir la eficiencia en la absorción de nutrientes esenciales. Para quienes entrenan con regularidad, ya sea de forma profesional o recreativa, esto refuerza la importancia de mantener una dieta rica en fibra, frutas, verduras y alimentos fermentados, incluso fuera de temporada competitiva.