Una reciente investigación científica ha puesto en jaque una de las recomendaciones más aceptadas en el mundo del bienestar: la necesidad de acumular 150 minutos de actividad física moderada a la semana para mantener una buena salud. El estudio, liderado por especialistas del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, en Nashville (EE.UU.), sugiere que una práctica cotidiana, mucho más breve, podría ofrecer beneficios igual de significativos.
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Este hallazgo se basa en una muestra de más de 85 mil personas de bajos ingresos y en su mayoría de raza negra, quienes fueron monitoreadas durante 16 años. La sorpresa: bastarían solo 15 minutos al día de una actividad específica para reducir notablemente el riesgo de muerte prematura.
El ejercicio que aumenta la esperanza de vida
Caminar rápido durante 15 minutos diarios puede reducir significativamente el riesgo de muerte prematura, según un estudio reciente.
El estudio, publicado en el American Journal of Preventive Medicine, confirmó que caminar rápido al menos 15 minutos diarios reduce en casi 20% la mortalidad prematura, en comparación con apenas un 4% en quienes caminaron lentamente por más de tres horas. Los investigadores destacan que la velocidad al caminar es clave: cuanto más rápido se camina, mayores son los beneficios cardiovasculares y metabólicos.
Expertos como Andrew Freeman, del National Jewish Health en Denver, explican que este tipo de ejercicio mejora el control del peso, regula los niveles de azúcar en sangre, disminuye el riesgo de cáncer, y fortalece el sistema inmunológico. Además, ayuda a reducir la presión arterial, favorece la salud de los vasos sanguíneos y previene enfermedades cardíacas.
¿Cómo saber si estás caminando lo suficientemente rápido?
Mantener una postura erguida y un buen ritmo al caminar optimiza los beneficios para la salud cardiovascular y el control del peso.
Una caminata rápida no siempre es fácil de identificar. Según el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido, se trata de un ritmo en el que puedes conversar, pero no cantar. Si quieres más precisión, puedes usar un metrónomo o seguir música con un ritmo marcado para mantener el paso constante.
Además, adoptar una buena postura al caminar, balancear correctamente los brazos y practicar una respiración consciente (inhalando por la nariz y exhalando por la boca) puede potenciar los efectos de esta práctica. Estas recomendaciones ayudan a mejorar la mecánica corporal, prevenir dolores de espalda y controlar la hipertensión.
