Lima registró un sismo de magnitud 3,6 con epicentro a 28 km al noroeste de Chilca, Cañete. El evento ocurrió a las 16:52 con una profundidad de 49 km e intensidad III en esa zona. Aunque no se reportaron daños visibles, muchos ciudadanos vivieron momentos de temor y desconcierto. La preocupación no solo gira en torno a los temblores físicos, sino también a las secuelas emocionales que pueden dejar en la población.
¿Qué son los primeros auxilios psicológicos y cuándo aplicarlos?
Los primeros auxilios psicológicos (PAP), según la Organización Mundial de la Salud (OMS) son una respuesta inmediata para ayudar a quienes atraviesan una situación traumática. Su objetivo es brindar calma, reducir el miedo y ofrecer orientación práctica. No requieren formación profesional, pero sí empatía y habilidades básicas como escuchar sin juzgar, hablar con claridad y acompañar emocionalmente. Esta contención inicial es fundamental en las primeras 72 horas posteriores a una emergencia.

Los primeros auxilios psicológicos (PAP) son una respuesta inmediata para ayudar a quienes atraviesan una situación traumática.
¿Cómo ayudar emocionalmente durante un sismo?
Durante un temblor, mantener la serenidad es vital. Hablar con voz firme y dar instrucciones claras como “ven conmigo” o “agáchate” puede ayudar a otras personas a reaccionar con más control. Abrazar a niños, mirar a los ojos y asegurarles que están a salvo también forma parte del apoyo emocional inmediato. Validar el miedo sin minimizarlo permite que quienes se asustan no repriman su ansiedad, sino que la procesen de forma sana.
¿Quiénes son más vulnerables emocionalmente ante un temblor?
Infantes, adultos mayores y personas con antecedentes de ansiedad suelen ser los más afectados tras un evento sísmico. Ellos pueden manifestar síntomas como insomnio, sobresaltos o irritabilidad. Es importante observar estos cambios para intervenir a tiempo. El impacto emocional no siempre se expresa con palabras, por lo que la contención desde el entorno familiar o comunitario resulta determinante.
¿Qué pasos seguir si el miedo no desaparece?
Cuando la angustia se mantiene por varios días, aparecen síntomas como pánico, dificultad para dormir o miedo constante, es momento de acudir a un profesional en salud mental. La terapia de crisis permite trabajar esas emociones de forma estructurada y evitar que el malestar se vuelva crónico. No se trata de exagerar, sino de cuidar el bienestar emocional con la misma seriedad con la que se atiende una herida física.

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¿Cómo preparar emocionalmente a la población ante un sismo?
Existen cuatro fases para manejar crisis psicológicas relacionadas con emergencias sísmicas:
- Preadvertencia: incluye simulacros, información preventiva y preparación emocional.
- Advertencia: se activa ante una alerta, con mensajes claros que orienten la autoprotección.
- Impacto: se enfoca en contener emociones y ofrecer ayuda inmediata.
- Postimpacto: incluye seguimiento psicológico y canalización a servicios especializados si hay síntomas persistentes.
La preparación mental frente a un sismo no solo reduce el impacto inmediato, sino que también promueve una recuperación más saludable. Aprender a acompañar emocionalmente a los demás puede marcar la diferencia entre una reacción descontrolada y una comunidad más resiliente.