Hablarle a las mascotas como si fueran personas: esto revela la psicología sobre el vínculo humano-animal
Hablarle a las mascotas como si fueran personas: esto revela la psicología sobre el vínculo humano-animal

Hablarle a las mascotas como si fueran personas: esto revela la psicología sobre el vínculo humano-animal

|16 septiembre 2025

Dirigirse a una mascota con palabras similares a las que usaríamos con un ser humano es más común de lo que parece. Le decimos “te amo”, les preguntamos si tienen hambre o incluso les contamos cómo fue nuestro día. Esta conducta no pasa desapercibida para la psicología, que la analiza desde un enfoque emocional y conductual. Según Ana Ramírez, veterinaria de Clínicas Kivet de Kiwoko, “hablar con los animales refleja una fuerte conexión emocional y suele estar asociado a la empatía y la imaginación activa”. Estas interacciones no solo fortalecen el vínculo con el animal, sino que también dicen mucho sobre el perfil emocional de quien las practica.

¿Qué revela este comportamiento sobre la personalidad?

Desde la psicología se ha asociado el acto de conversar con mascotas al antropomorfismo, es decir, la atribución de cualidades humanas a los animales. No se trata solo de ternura. Estudios en comportamiento humano revelan que quienes desarrollan este hábito muestran rasgos como sensibilidad, creatividad y apertura emocional. La interacción constante con perros o gatos permite construir vínculos profundos, sostenidos por el afecto y la interpretación de señales no verbales. Aunque las mascotas no comprendan palabras, sí perciben la entonación, el lenguaje corporal y la intención detrás del mensaje.

¿Cómo beneficia emocionalmente hablar con mascotas?

Hablar con una mascota genera beneficios psicológicos directos. Se ha comprobado que ayuda a reducir el estrés, la ansiedad y la sensación de aislamiento, especialmente en personas que viven solas. Además, refuerza la autoestima y fomenta rutinas de cuidado que impactan positivamente en la salud mental. En opinión de la psicóloga Patricia López, experta en vínculos afectivos, “estas conversaciones crean un espacio emocional seguro, donde el individuo se siente libre de expresarse sin ser juzgado”. A través del lenguaje, la persona construye una relación de lealtad, confianza y compañía constante.

Hablar con mascotas

Hablar con una mascota genera beneficios psicológicos directos.

¿Qué tipos de personalidad suelen hablar con sus mascotas?

Quienes desarrollan esta costumbre suelen compartir características comunes. Algunas de las más destacadas incluyen:

  • Empatía emocional: reconocen y respetan el estado de ánimo de sus animales.
  • Imaginación activa: integran a sus mascotas en juegos, rutinas o diálogos familiares.
  • Autenticidad: muestran menor preocupación por lo que opinen los demás.
  • Compromiso afectivo: valoran la fidelidad y el acompañamiento diario.
  • Sensibilidad social: en muchos casos apoyan causas como adopción o bienestar animal.

Estos rasgos no solo se manifiestan en la relación con animales, sino también en la manera en que estas personas se vinculan con su entorno humano.

¿Pueden los animales entender lo que decimos?

Aunque los gatos y perros no interpretan frases complejas como los humanos, sí responden a tonos, gestos y palabras clave. Esta capacidad permite una comunicación efectiva basada en la repetición y la empatía. Algunos estudios incluso sugieren que las mascotas pueden detectar estados emocionales en sus cuidadores. Por ejemplo, reconocen cuando alguien está triste, enfermo o estresado. Esta conexión refuerza la teoría de que hablar con ellas no es absurdo, sino una manifestación del profundo lazo que nos une.

¿Qué dice la psicología sobre el vínculo con nuestras mascotas?

Desde el punto de vista psicológico, hablar con animales es una manifestación natural del vínculo humano-animal, basado en afecto, lealtad y comprensión mutua. No se trata de humanizar sin control, sino de conectar desde un lugar emocional y auténtico. Expertos como el etólogo Marc Bekoff sostienen que este tipo de interacción revela una forma de inteligencia emocional que promueve el bienestar tanto del animal como del humano. En tiempos donde la soledad y la desconexión aumentan, este hábito representa una forma sana y natural de crear vínculos genuinos.